Pareciera ser que cada año estamos con la misma cantaleta, que si la Televisión 2.0, que si el nivel de producción de las series, que si los grandes directores dan el salto. Pero nadie se esperaba que esta narrativa fuera teletransportada a otra dimensión, a una donde los cines no existen y la gente no puede salir de su casa. Nos mandaron a vivir al 3020. Pero más allá del rollo meta, quienes veían en las series el futuro del dinero en la pantalla tuvieron este año un mecenas del terror: Warner, harto de la pandemia como estamos todos, decidió que había visto lo suficiente, la apatía del consumidor no se creo en cuarentena, se comprobó en cuarentena. Al decidir mandar todos sus grandes estrenos a la pantalla de una laptop, Warner no le puso el último clavo al ataúd del cine, el séptimo arte siempre va a existir, así como aún existen los vinilos. Lo que hizo fue ponerle el último clavo en el ataúd al negocio de las grandes distribuidoras, esos que necesitan un volumen robusto de gente que vaya a ver películas innecesarias al cine. No Manches Frida 5: La Revancha de Renata no es algo por lo que la gente vaya a salir a las calles a protestar. El cine de arte, el bello, al que se le paga pleitesía, seguirá en la pantalla grande así como los conciertos de Vivaldi se siguen escuchando en un teatro. Pero, eso sí, estemos advertidos, el dinero ya olió sangre, y los cauces ahora corren más que nunca hacia el lugar más cómodo en el que se encuentre en consumidor.

Independientemente de si la suma es cero en esto del cine y las series, celebramos la calidad y variedad que cada vez más podemos observar. Celebramos otro años de buenas historias y buen entretenimiento.

 

 


 

 

10. The Last Dance (Netflix)

 

Tal vez fue un poco el momento en el que se estrenó la serie documental –en medio de la cuarentena–, tal vez fue un poco de morbo de nostalgia por la década de los noventa, esa que define a ese filete generacional que no es ni Generación X ni Millennial, o tal vez es el poder competitivo y estelar que aún tiene Michal Jordan. Pero este recuerdo de lo que fue la carrera del mejor jugador de basquetbol de la historia fue uno por demás satisfactorio, sobretodo al enterarnos, pronto en la serie, que el que creíamos que era el héroe era en verdad el villano.

 

 


 

 

9. Foodie Love (HBO)

 

Foodie Love resultó ser una agradable sorpresa que nos llegó un año diferido desde HBO Europa. Una serie tan sencilla como se puede, en la que la mayoría de la interacción que vemos en pantalla es diálogo. Y sí, sigue esa tradición de grandes historias que se han contado con un hombre y una mujer hablando sin parar. Una serie, que como su nombre lo indica, resulta del lado más sofisticado, debido a sus múltiples nacionalidades y lo que es un verdadero aparador para la riqueza culinaria de una ciudad como Barcelona, Foodie Love es una historia de amor sincera, una comedia romántica diría yo, con un alto grado de sinceridad e intimidad.

 

 


 

 

8. Queen’s Gambit (Netflix)

 

En un año donde la capacidad creativa de Netflix para diferenciarse de sus competidores siguió desinflándose, apareció una serie taquillera que ayudó a salvarlo. Es el caso de Queen’s Gambit, una serie que combina un protagónico estelar con la fórmula probada de las grandes películas deportivas de los ochenta. La serie, debido a su alto común denominador, llegó a todos los rincones del planeta y por ahí tuvo esos pequeños destellos innecesarios como el de subir las ventas de tableros de ajedrez. La serie es el testamento más reciente de que se puede combinar una estética responsable con el poder de entretener.

 

 


 

 

7. The Mandalorian: Segunda Temporada (Disney+)

 

Después del absoluto fiasco que fueron las secuelas de la franquicia Star Wars, en donde se materializó todos los temores de los fans de antaño ante la visión corporativista de Disney, no podía haber caído mejor una segunda temporada de The Mandalorian. La serie nos recuerda la energía de Rouge One: la misma galaxia que conocemos, pero una en donde la vida se desarrolla con los Jedi –y los Sith– en el reino de la mitología. La serie recupera cierto peligro y seriedad que hace mucho no veíamos, así como un entretenimiento sólido que además se completa con cualquier cantidad de fan service. ¿La buena noticia? Hay Mando para rato; ¿la mala noticia? Disney ya se dio cuenta que nos gustó.

 

 


 

 

6. Lovecraft Country (HBO)

 

Fue un año de lucha para la comunidad afrodescendiente en la Unión Americana, uno que inclusive logró notoriedad internacional. Quizá una de las manifestaciones artísticas más políticas y de mayor impacto en la cultura popular fue la de Lovecraft Country, en la cual se logró fusionar de manera bella la estética de una corriente neo-serie B con los horrores del racismo y la supremacía blanca en aquél país. Lovecarft Country dejó claro desde temprano que iba a equiparar en todo momento el terror de ser negro en Estados Unidos con el de la mitología de uno de los grandes escritores de la corriente pulp. El resultado es un viaje estrambótico y neón que nos animó y nos dejó pidiendo más.

 

 


 

 

5. Westworld Tercera Temporada (HBO)

 

Si la marca de un artista trascendente es la de saber evolucionar, qué se podría decir de una serie que logró un nivel de continuidad admirable, pero logró transformase como un camaleón. Si bien la serie desde siempre fue cyberpunk, su estética y cierta narrativa era marcadamente western. Pues bien, habiéndose servida de aquellas, la serie dio el golpe de timón hacia un mundo más parecido a su fuente original: el futuro imaginado por Blade Runner y la subsecuente saga de Ghost in the Shell. Son grandes ligas de lo que estamos hablando, pero es primera vez que vemos en la pantalla chica un digno retador a ese olimpo de este rincón de la ciencia ficción que nos gusta tanto.

 

 


 

 

4. Patria (HBO)

 

Hay arte que existe para hacernos sentir, pero también hay arte que nos ayuda a entender. Y luego cuando seguimos por ese camino, también hay expresiones que nos ayudan a sanar, a cerrar ciclos del pasado. Tal es el caso de Patria, una novela que fue adaptada a la televisión para HBO. La serie, la cual es tan fiel a su material original como le es posible, nos lleva a darle un vistazo a un conflicto regional que desgarró por completo a una provincia, así como amenazó la estabilidad de un país entero. La historia cuenta sobre el conflicto nacionalista vasco en España, y lo hace a través de dos familias amigas que terminan entrelazadas en este vendaval de errores, sufrimiento y confusión. La historia está llena de lecciones, de cómo se teje un camino de paz, y la serie está llena de auténticas actuaciones que nos convencen a la primera.

 

 


 

 

3. We Are Who We Are (HBO)

 

Ya no es novedad que directores de renombre den el salto al formato de serie, pero lo que de plano no es de todos los días es que un autor imparta su sello en el formato sin dolores de transición. El italiano Luca Guadagnino conecta con la generación centennial a través de una historia sobre la identidad política, sexual, de género, y claro, generacional. Gracias a las actuaciones de Jordan Kristine Seamón y Jack Dylan Grazer, las vibras de video musical, que van desde el soundtrack hasta el performance de Dev Hynes de Blood Orange y una narrativa contemplativa, Guadagnino nos regala una de las mejores series que definitivamente, dejará marcada a una generación que está en ascenso.

 

– Mauricio G.

 

 


 

 

2. The Boys, Segunda Temporada (Prime Video)

 

Da curiosidad que en el año que Disney(+) dio el banderazo de salida para convertirse en ese monopolio de la cultura popular tan temido por todos (el Imperio, pues), surge una serie que pone en un jocoso contexto el dolor que imparte la pesada losa del cine de superhéroes sobre esa misma cultura popular. A forma de alegoría, se pone a este demonio tan tóxico a lado del neofascismo americano, pero no solo el del perdedor de la Casa Blanca, sino el de los medios y el culto de adoración en el que se han convertido. The Boys es tan efectiva como entretenida, tan punzante como refrescante. Seguiremos esperando más de este nivel de calidad.

 

 


 

 

1. The Great (Hulu/Starz Play/Prime Video)

 

Si usted, amable lector, lleva ya tiempo leyéndonos en Bollo Negro, dará fe de que una de nuestras películas favoritas de los últimos años es nada más y nada menos que The Favourite, dirigida por Yorgos Lanthimos y estrenada en México a comienzos del 2019. Con tal precedente, no es de extrañar que nuestra serie favorita de este (extrañísimo) año sea producto de uno de los guionistas de The Favourite: Tony McNamara. Esta serie encontró su primer hogar en Hulu para luego volar a las pantallas de América Latina gracias a Starz Play (accesible en la plataforma de Prime Video). The Great, basada en la vida de la emperatriz rusa Catalina la Grande, es además de una macro producción histórica, también una de las dramedias más interesantes, jocosas, divertidas y bien hechas de los últimos tiempos, y a lo mejor hasta nos quedamos cortos de adjetivos. Protagonizada por unos excelentes Elle Fanning, Nicholas Hoult, Phoebe Fox y Adam Godley, The Great aborda no por primera vez, pero sí como nunca se ha visto antes, el ascenso de Catalina como una de las figuras más importantes no nada más en la historia de Rusia, sino en la historia universal, y a través de la pluma de McNamara, podemos verla a través de un filtro de irreverencia y absurdo que, en cierto modo, desmitifican un poco su figura para volverla un ser humano de carne y hueso, una mujer atrapada en medio de una monarquía rota y convulsa. Por su excelente guión, su fabuloso elenco y su espectacular diseño de producción, es que esta serie se gana la corona en el conteo de este año. ¡Huzzah!.

 

 

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