La producción original de Amazon Prime, The Marvelous Mrs. Maisel, tomó a la industria de la televisión 2.0 por sorpresa desde su primera temporada. Con su segunda entrega solo confirmó su estatus como la campeona goleadora en cuanto a series de comedia se refiere (en lo que VEEP de HBO termina de despedirse). La gran serie de Amazon se ha caracterizado por tener un gran elenco (ya galardonado), así como por una alta calidad técnica. Lo que se llama un all-around, o en palabras de Paquita Salas, un 360.

La serie también se ha caracterizado por tener uno que otro cameo histórico, que tal vez eludirían a la gran mayoría. Uno de ellos, sorpresivamente, es el de Jane Jacobs, una activista social y abuela del nuevo urbanismo que está tan en boga el día de hoy. Pero el cameo más representativo es el de Lenny Bruce, quien aparece en la serie como mentor de la protagonista, la señorita Maisel. Lenny Bruce no solo fue una figura prominente en la escena cultural de Nueva York en las décadas de los cincuenta y sesenta, sino que el comediante también fue el gran precursor de la comedia stand-up como la conocemos hoy en día –una voz tanto humorística como de protesta y empatía–, y, eventualmente, el primer y último mártir de la industria.

Lenny Bruce nació en 1925 en Nueva York. Su madre, Sally Marr, fue una bailarina, cantante y comediante quien eventualmente tendría una gran influencia sobre él. Lenny creció buscando la atención que solo el mundo del entretenimiento y la comedia pueden brindar. Desde temprano en su carrera se caracterizó por un estilo honesto, crudo e irrespetuoso para las convenciones sociales conservadoras de la época. Solo es cuestión de escuchar las primeras intervenciones en público de Lenny Bruce para captar la dimensión de su posición tan progresiva, la cual inclusive al día de hoy levantaría algunas cejas. Después de desarrollarse en el circuito de cabarets de la ciudad de Nueva York, la gran oportunidad de Lenny llegó al ser invitado al show de Steve Allen, en 1959. Después de esta actuación su vida tomaría el camino de la fama. En el capítulo final de la segunda temporada de The Marvelous Mrs. Maisel se hace una copia fiel de una porción de esta presentación.

Posterior a su actuación en el show de Steve Allen, la cual probablemente cambió el stand-up para siempre, Lenny Bruce se convirtió en el mejor amigo de todos los famosos, siendo inclusive un huésped habitual de Hugh Hefner en su madriguera de la contracultura, la Mansión de Playboy. Pero los buenos tiempos le durarían poco al comediante. A finales de 1961, mientras hacía una rutina en una fiesta privada en Filadelfia, Lenny ofendió a una persona de poder. Al día siguiente la policía irrumpió en su cuarto de hotel y lo acusaron de posesión de drogas, a pesar de que contaba con receta para el tipo de drogas que se le habían encontrado. Se le ofreció la posibilidad de dejarlo en libertad si pagaba un soborno de diez mil dólares; Lenny no solo no aceptó, sino que fue con la prensa y acusó públicamente al juez. La vida del comediante entraría en una lenta decadencia a partir de ese evento y terminaría con su muerte tan solo unos años después.

El comediante de por sí vivía asediado por la autoridad debido al uso de lenguaje considerado demasiado soez para la época, así como no tener ningún límite sobre quién o qué dirigir sus burlas; resaltaban sus recalcitrantes críticas en contra de la religión organizada, principalmente en contra del Vaticano. Pero pareciera que denunciar en público a un integrante del sistema judicial hizo que ese asedio se convirtiera en un acoso omnipresente. Poco a poco Bruce empezó a ver cómo todas las puertas que antes estaban abiertas se empezaron a cerrar, ya que era casi imposible participar en un evento sin que este fuera clausurado por la autoridad. La lista de estados de la unión americana donde Lenny Bruce legalmente no podía presentarse crecía rápidamente. Hacia el final de su vida, el comediante estaba obsesionado con los argumentos leguleyos de sus casos judiciales y se tomaba grandes porciones de su rutina en discutirlos, alienando a los pocos fans que acudían a sus cada vez más escasos eventos.

Cuando finalmente fue vetado del último bar que lo recibía en la ciudad de Nueva York, en el último estado donde podía ejercer su arte, Lenny Bruce tomó la decisión de suicidarse mediante una sobredosis de morfina. Esto ocurrió en el año de 1965.

La trágica muerte de Lenny Bruce fue un escándalo mediático, más por el personaje en el que se había convertido que por la injusticia que se cometió en contra suya y de su carrera. En 1970, una corte de apelación revirtió la sentencia en contra del bar de Nueva York en donde se había censurado a Bruce. No obstante, su condena por obscenidad quedó en firme. Nunca más, en los Estados Unidos, se le acusaría a un comediante de obscenidad. Tras su muerte, dos de sus discípulos empezaron a surgir en el circuito del stand-up: Richard Pryor y George Carlin, los dos mejores comediantes que ha visto el escenario.

En una época como la que vivimos, donde los aires de odio, nacionalismo y separación soplan peligrosamente cargados, la comedia es una forma de protesta que nos mantiene llenos de esperanza. El poder burlarnos del absurdo de alguna manera nos centra en la realidad, nos mantiene sanos en la espera de tiempos mejores. Lenny Bruce fue el precursor de este bálsamo; irónicamente, y creyendo ingenuamente que esto le pudiera sacar una carcajada a él mismo, Lenny Bruce murió por nuestros pecados.

 

 

 

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