Producción: Logan
Director: James Mangold
Año: 2017
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película
Es el desenlace de la saga del personaje
Tiene buen guión
Tiene buenas actuaciones
Tiene influencias del cine western
Es violenta pero nostálgica y tierna a la vez
El subgénero de los super héroes está tratando de llegar a una etapa de madurez, y cada casa productora quiere definir e innovar en lo que se puede esperar de este tipo de películas. Disney/Marvel sigue esperando por la llegada de su Infity War; DC sigue con problemas de despegue; mientras que una de las pioneras del boom del cine de súper héroes, Fox, ya despide a dos de sus personajes franquicia fundadores: Wolverine y Charles Xavier. Y lo hace marcando pauta.
A finales de los 90 Marvel atravesaba una crisis económica, por lo que tuvo que ceder los derechos de algunos de sus personajes a los grandes estudios de cine. De esta cesión en un principio nacieron dos películas: la primera entrega de X-Men (Singer, 2000) con Fox y el primer Hombre Araña (Raimi, 2002) con Sony. La primera resultaba más ambiciosa que la segunda, debido a que no sólo era la primera adaptación al cine del equipo de mutantes, sino que, por su misma historia, hablar de todo un crew de súper héroes desde cero, era impensable.
El éxito en taquilla y la buena recepción de la crítica impulsaron a Marvel a seguir cediendo derechos, de donde surgieron películas como Cuatro Fantásticos (Story, 2005), Daredevil (Steven, 2003) y Elektra (Bowman, 2005). Estas producciones resultaron sosas, pero el potencial mostrado en el experimento llamó la atención de Disney, quien terminó por adquirir a Marvel, abriendo de una vez por todas las compuertas del subgénero de super héroes y creando un Universo Cinematográfico propio. Pero, como ya sabemos, hubo ciertos personajes que no se pudieron recuperar de esa primera ronda de cesiones, como el caso del Hombre Araña (al fin resuelto) y el de la saga de los Hombres X. Afortunadamente, en lugar de sucumbir ante la competencia, Fox se puso las pilas ampliando la colección de películas basada en los mutantes. No obstante el verdadero golpe de mesa de la productora vino con con la primera adaptación de Deapool (Miller, 2016), al dejarla con una clasificación C. Este exitoso riesgo no solo desbordó la taquilla, sino que demostró que las cintas de súper héroes se benefician al no estar limitadas en tono. En ese contexto llega Logan, la última aparición de Hugh Jackman y Sir Patrick Stewart como Wolverine y el profesor Charles Xavier respectivamente.
Logan se basa parcialmente en la saga de Old Man Logan, ubicada en un universo en el que los villanos se han apoderado del mundo, aunque el guion de la película es original y recae en las manos de los guionistas Michael Green y David James Kelly y del director James Mangold. La historia cuenta que en el 2029, los mutantes han desaparecido casi en su totalidad debido al control natal de parte de fuerzas militares. Un viejo llamado James Howlett, otrora Wolverine, es un conductor de limosinas que busca reunir el dinero suficiente para escapar hacia mejores latitudes junto a un nonagenario Charles Xavier, quien padece una enfermedad degenerativa. Ningún mutante ha nacido en años, pero todo cambia con la llegada de Laura, interpretada por Dafne Keen, una niña mutante que llega a las vidas de nuestros viejos conocidos y emprende con ellos un viaje que los unirá de la manera más sentimental.
La última aparición de los mutantes favoritos de muchos es quizá una de las mejores películas de súper héroes de la última tanda. Limpia de ambiciones (tan) comerciales, la otra cinta clasificación C del mundo mutante demuestra que este tipo de películas pueden tratar efectivamente temas tan sensibles como son los lazos familiares. En Logan el viaje también es interno, donde vemos con mejor claridad y sensibilidad la estrecha relación entre el profesor y James, recordamos con guiños las otras entregas de la saga y sus personajes memorables, y nos llenamos de nostalgia de principio a fin. Nuestro héroe de adamantium encuentra en Laura el camino a la redención de su sobria personalidad. La humanidad que se trató de explorar en las primeras entregas del personaje, Orígenes (Hood, 2009) y Wolverine: Inmortal (Mangold, 2013), finalmente llega a casa, pues al parecer el elemento inocente que representa la pequeña era el faltante, y cae como anillo al dedo a una franquicia que siempre nos habló sobre la familia, la confianza y el amor, entre otro valores.
Después de 17 años se ve en Logan la cara más humana del personaje, quién se encuentra a su vez con el pasado y con su lado bestial, y termina por entender que la vida vale la pena vivirla acompañado. Un ciclo que empezó con una crisis cierra con broche de oro, y que en su última iteración bien está influido por el cine western clásico más que por el cine de súper héroes. Una cinta sui generis, violenta, triste, desenfadada, nostálgica, pero también tierna y redentora, con lo necesario para ser tomada en serio.