Producción: Lolo (Lolo, El Hijo de mi Novia)
Directora: Julie Delpy
Año: 2015
Plataforma: Cineteca Nacional
En 5 líneas esta película:
Es de comedia
Tiene buen elenco
Es sencilla de digerir
El final queda abierto a una secuela
Marca el regreso de Julie Delpy tras la cámara
Cuando las palabras escrita y dirigida por Julie Delpy aparecen al comienzo de una película, para lo único que uno puede prepararse es para disfrutar de dos grandiosas horas de risas, todo lo demás es incierto. Con una destreza para escribir guiones que resalta de entre sus demás talentos –recordemos que la francesa además dirige, actúa, edita, compone y hasta canta– Delpy nos regala Lolo, luego de tres años de ausencia como directora.
Violette (Delpy) es una ejecutiva del mundo de la moda, hipocondriaca, divorciada y cuarentona. De vacaciones al sur de Francia con su mejor amiga Ariane (Karin Viard), conoce a Jean-René (Dany Boon), un técnico de computadoras ingenuo y de buen corazón. Ariane le sugiere a su amiga que una buena noche de pasión sin ataduras con un local es justo lo que le hace falta para liberar tensión. Jean-René y Violette terminan gustándose más de lo que cualquiera de los dos pudo anticipar, y cuando él es trasladado a Paris para trabajar, se embarcarán en una relación de esas que cualquiera con papás divorciados entenderá. A Lolo (Vincent Lacoste), el hijo adolescente de Violette, no le agrada la idea en lo más mínimo, así que tratará de separar a la pareja por todos los medios posibles, en una serie de desvergonzadas acciones propias de Macaulay Culkin en Mi Pobre Angelito.
Ahora, ¿por qué la comparación entre Lolo y Tenemos Qué Hablar de Kevin (Lynne Ramsay, 2011)? En primera instancia es una cuestión de estructura, donde el punto A de la premisa es la relación madre e hijo. Donde allá son Tilda Swinton y Ezra Miller, aquí son Julie Delpy y Vincent Lacoste, siendo estos últimos una antítesis a toda la tensión y angustia de los primeros, como personajes caricaturescos y más bien propios de un slapstick. Es también evidente el parecido entre los personajes que dan nombre a ambas cintas: dos jóvenes sociópatas con problemas maternales llevados al extremo. Y aunque de ninguna manera una película intenta imitar a la otra, sí se puede sentir de cierto modo como un homenaje a la historia, solo que con la ingeniosa firma de Delpy por aquí y por allá.
Lolo es una película sencilla, con personajes sencillos y una historia que es ingeniosa por el hecho de que no abusa de elementos que fácilmente la volverían un cliché dado el género. De ninguna manera es pretenciosa, y aunque tampoco resulta revolucionaria para el universo de las comedias románticas (si es que se puede definir como tal), sí se siente como fumar un mentolado luego de una cajetilla entera de cigarrillos rojos
Es justamente el enfoque que le da a la historia lo que hace de este filme algo que vale la pena ver, pues con esa destreza que tiene para convertir en risas las experiencias de su propia vida, la Delpy no es una cineasta corriente, y por eso en Bollo Negro nos quitamos el sombrero ante esta mujer que, aunque no tan reconocida como algunas de sus colegas, no se detiene ante nada para contar esas historias que le parece valen la pena ser contadas, y somos nosotros, quienes podemos disfrutarlas, los que salimos ganando.