En Bollo Negro estamos tan preocupados por el bienestar de nuestros lectores, que nos echamos absolutamente todos los especiales de comedia de Netflix, para así ahorrarles la pena de desperdiciar su tiempo en algo que no les diera risa. La buena noticia es que hay al menos diez de ellos que pueden checar sin el temor a que les terminen doliendo los cachetes por tener que reírse a fuerzas. Por supuesto, cuando hablamos de comedia stand up, hay que tomar en cuenta que lo que predomina es el humor gringo, excepto por el par de héroes nacionales que están incluidos en esta lista, por lo que si son nuevos al género tienen que saber que muchas referencias no pueden ser traducidas ni al idioma español ni a la idiosincracia mexicana. Habiendo dicho lo anterior, aquí abajo les dejamos varias horas de entretenimiento y diversión.

 

 

 

10. «Spatial», Reggie Watts

 

Reggie Watts no es el típico humorista que cuenta chistes. Su especial incluye, además de divagues que parecen inspirados por el influjo de drogas, elementos de performance musical, poetry slam, sketches, etc. Su conducta escénica, arbitraria y absurda, ante todo denota un cuestionamiento al formato tradicional y a la racionalidad del stand up. Si este subgénero se caracteriza por ser uno de los más sintéticos en la comedia, Watts se niega a dejarse constreñir y reducir a las expectativas del público y a las normas no escritas sobre esta clase de expresión artística, en la cual se suele privilegiar la economía poética. Watts, por el contrario, despliega todos los recursos que tiene a su disposición y, aunque quizás no sea del gusto de todos, resulta atractivo justo por esa falta de complejos al momento de experimentar y romper convenciones.

 

 

 

9. «Bare», Jim Jeffries

 

Jim Jeffries es un escritor satírico e intérprete australiano que reside en los Estados Unidos. Como inmigrante, su comedia se define por su recurrente crítica a la sociedad norteamericana, en la cual participa, pero sin aceptar ni asumir ciegamente cada aspecto de ella. Gracias a esta distancia y a su lógica simple e implacable, se ha convertido en un referente de causas tan serias como la lucha por controles más estrictos para la venta de armas de fuego en este país. Su irreverencia, sus chistes escatológicos y su honestidad hiriente, lo hacen ser un incómodo adversario de la corrección política. Jeffries no se tienta el corazón, si considera que la burla y el insulto sirven para enfatizar alguno de sus argumentos. Y, como consecuencia de ello, incluso lo han agredido físicamente durante una de sus presentaciones. Es el tipo de artista que reta y que sabe que no todo chiste busca exclusivamente la risa.

 

 

 

8. «The Leather Special», Amy Shumer

 

Amy Shumer es probablemente la mejor comediante americana de la actualidad, y una que se disputa seriamente el trono con Louis CK. Shumer llega a Netflix tal vez producto del volumen que está soltando la plataforma en cuanto a especiales de stand up, y aunque su rutina no se compara con la de su especial de HBO, si trae el sello de la comediante: mucho autobulleo (self-deprecating comedy) y mucha comedia muy cochina. Este especial es para aquellos que no crecieron en colegios del Opus Dei o de los Legionarios de Cristo, y para aquellos que la anatomía de la mujer (y la fisiología) no les da miedo.

 

 

 

7. «Triggered», Joe Rogan

 

Joe Rogan es ese amigo iracundo, cuyos corajes provocados por la estupidez que observa en su entorno, ayudan a que uno mismo pueda procesar su frustración, respecto a los lados más absurdos de la vida social y la existencia en general. Este comediante enérgico, hiperbólico y con cara de demente, es un maestro de la burla. Además de su elocuencia y sus detalladas perspectivas y críticas sobre la sociedad estadounidense, Rogan tiende a usar las gestualidades del cuerpo y del rostro para enfatizar su discurso. Esta armonía entre cordura, lucidez y comedia física lo diferencian como un intérprete integral, potente y preciso. Es la elección adecuada para aquel que no tiene la paciencia de escuchar chistes demasiado cerebrales, sin que por ello la comedia se diluya en fórmulas o caiga en el chiste fácil.

 

 

 

6. «Expuesta», Sofía Niño de Rivera

 

Sofía Niño de Rivera es simple y sencillamente la reina del nuevo stand up mexicano. Y mucho tiene que ver este especial de Netflix, el cual la catapultó a la fama de la que goza hoy en día. Mucho tuvo que ver que este fue el primer especial de comedia en español que sacó Netflix (lo siento Richie Es Genial, el tuyo no lo contamos porque no dio risa), pero la verdadera razón es la forma en la que Sofía la sacó del parque. Es difícil encontrarse a estas alturas a alguien en México que no haya visto el especial, y a alguien en México que no te diga que estuvo buenísimo. Somos fans y queremos más; y por favor incluye la rutina de follow up a la raspada de muebles de Chihuahua.

 

 

 

5. «Beerhall Putsch», Doug Stanhope

 

Doug Stanhope es lo que obtendríamos si fuera posible mezclar los códigos genéticos de la sátira y farsa de Hunter S. Thompson —mundialmente famoso por Fear and Loathing in Las Vegas— con la autorreferencialidad atormentada y autodestructiva de Woody Allen. Alcohólico y rebelde, este standopero se caracteriza por sus cuestionamientos y rechazo al sentido común, a las normas sociales y las leyes. Sin embargo, esta aversión a la docilidad y a la sensatez no la manifiesta desde las alturas, sino desde los márgenes. El fracaso y el constante regodeo en su incapacidad para adaptarse a un mundo que, sin consideraciones, intenta imponérsele se vuelven sus mejores amigos de juerga. Ahí donde otros encuentran desesperación y culpa, Stanhope construye su nido y, como un bufón y francotirador, proyecta bromas que no solamente buscan complacer, sino también provocar y herir susceptibilidades.

 

 

 

4. «Thoughts and Prayers», Anthony Jeselnik

 

Anthony Jeselnik es el maestro del humor negro. Su estilo compacto, estructurado y quirúrgico recuerda, como él mismo dice, al de un asesino en serie, cuyo objetivo es matar, con toda frialdad, a su víctima de risa. Pero este gusto por el cálculo no lo convierte en un comediante rígido o previsible. También es notable su capacidad para improvisar y trolear al público, a partir de lo que este le revela sobre su vida personal. A pesar de su aparente ligereza, Jeselnik considera que la comedia es cosa seria, y que su misión es usarla como una estrategia para no dejarse limitar por la moral y lo políticamente correcto. Para Jeselnik no hay nada, por más cruel y doloroso que pueda parecer, que no pueda considerarse como material para un chiste. Esta conciencia radical sobre el proceso es parte fundamental de su identidad artística, que cuestiona los confines con inteligencia y eficacia.

 

 

 

3. «El amor es de Putos», Carlos Ballarta

 

Carlos Ballarta se ha posicionado como el mejor (o el segundo mejor) comediante en esta nueva era de stand up en México. Lo que distingue a Ballarta y su fuerza ñera, es que su comedia es orgánica 100%. Me refiero a que los chistes que incluye en sus rutinas nos son derivados del típico me da risa porque es verdad, sino que son chistes manufacturados por el ingenio del comediante, cuestión que requiere de un talento natural más poderoso que el identificar tendencias chuscas en nuestra vida diaria. Posiblemente no todos los chistes de Ballarta nos vayan a dar risa, pero con él no es lo duro, sino lo tupido, por lo que eventualmente nos va a terminar convenciendo. Este es su primer especial en Netflix y uno que se enfoca en su especialidad: la idiosincracia mexicana.

 

 

 

2. «I’m Sorry You Feel That Way», Bill Burr

 

Bill Burr es un standopero de cepa, de esos que nunca los vamos a conocer porque salieron en alguna serie de televisión o se llevan con Justin Bieber. A Bill Burr solo lo vamos a conocer si hemos dedicado algo de nuestro tiempo a lo más profundo del stand up. Y en ese sentido, Bill Burr es el mejor. El pelirrojo comediante por lo general tiene dos tipos de humor, uno es el irreverente, con historias obviamente salidas de su ingenio, y que nos van a dar risa sobretodo si ese es nuestro tipo de humor. Pero la otra es la crítica social ácida, muy al estilo de George Carlin (la leyenda), y cuando está en este modo es cuando tiene sus mejores momentos. Burr tiene tres especiales en Netflix, este es el segundo y uno que cayó justo en los tiempos de muchas notas sobre racismo en los Estados Unidos, cuestión que le vino muy bien a su rutina.

 

 

 

1. «2017», Louis CK

 

Louis C.K., standopero de origen mexicano, es una de las propuestas mejor logradas que podemos encontrar en Netflix. 2017 es el más reciente de los cuatro especiales que actualmente ofrece esta plataforma a sus suscriptores. El estilo de Louis C.K. se distingue por su sinceridad y una consideración irónica hacia tabúes y normas preestablecidas. A diferencia de otros comediantes, que suelen operar desde el terreno de la transgresión y la mera provocación, Louis C.K. se presenta como un padre de familia, divorciado, desilusionado, reflexivo, cínico y juguetón, cuyas meditaciones sobre la vida son capaces de llevar a su público a lugares insospechados, en los cuales el lenguaje, el ingenio y la empatía encuentran su potencial para liberarlo de la pesada carga de tomarse la vida demasiado en serio.

 

 

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