Producción: Luis Miguel – La Serie
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie: 

Es una ficción basada en la vida del cantante

Apela al recuerdo y al morbo

La historia es narrada de manera atemporal

La interpretación de Boneta se siente fingida y forzada

Es melodramática y saturada

 

  

 

Seamos honestos, nos gusta el chisme. Nos gusta saber de la vida del otro y este gusto culposo se incrementa cuando se trata de la vida privada de los famosos. Generalmente, cuando la vida privada de los famosos llega a la pantalla, se hace en forma de documental. Tenemos un sin fin de ejemplos, algunos galardonados. Sin embargo, últimamente aquí en el trópico las series biográficas que narran por capítulos la vida de los artistas están funcionando tanto que en la lista, al menos en México, tenemos a Juan Gabriel, Joan Sebastian y Jenny Rivera. Ahora, al elenco se une la bio-serie de Luis Miguel, a.k.a El Sol.

De este personaje, directa o indirectamente, conocemos algo de su vida, y a buen seguro, también nos sabemos alguna de sus canciones. Pero la vida personal de El Sol ha estado rodeada de misterio: la madre, el padre, la infancia, los hermanos. De ahí que la serie ha encontrado el nicho perfecto, uno donde se cruza una famosa leyenda de la cultura pop, con una vida llena de incógnitas y una producción vivales que sabe convertir estos elementos en ficción, que hasta el punto actual de la serie, se le venden al público como biográficos.

En los primeros minutos de la historia vemos al cantante a punto de salir al escenario; enfundado en traje y con la cabellera que lo caracteriza. En ese momento, le informan que su padre está en el hospital y esta noticia es el pretexto para contarnos los inicios de su carrera y la relación con su padre, Luis Rey, interpretado por Óscar Jaenada. La historia es narrada de manera atemporal, orden que ayuda a comprender las decisiones del músico. Si hablamos en términos actorales, la interpretación protagónica de Diego Boneta a veces se siente fingida y forzada, sobre todo si lo completamos con el guión y la ambientación que no respetan ni el lenguaje ni los afiches de la época. De antemano iba a ser complicado medirse con un personaje tan grandilocuente como Luis Miguel, pero digamos que no mandaron a su mejor elemento a esta misión imposible. Boneta se lleva puntos al darle su propio estilo a las letras consagradas por El Sol. Mención aparte tiene el personaje antagónico, Luis Rey, quien se ha vuelto uno de los más odiados para los seguidores de la serie y se convirtió en la primera víctima (de varias) cuya vida es revisada por la ficción morbosa de la serie.

La historia sin duda engancha y se ha convertido en la novela semanal de los jóvenes y no tan jóvenes, en una consecuencia irónica e inesperada de esta producción. ¿Qué hay más representativo de la época de oro de Luis Miguel que una telenovela? Y en la época de Netflix nada más y nada menos. Cada capítulo hay una revelación sobre la vida del cantante que le da un nuevo significado a algo que siempre habíamos tenido frente a nuestras narices, pero que no sabíamos, y ahora ya sabemos; a costa de la realidad, pero a nadie parece importarle. Luis Miguel, la serie, apela al recuerdo y al morbo de la vasta base de fans del cantante, quienes cada domingo esperan la hora para ver a su ídolo renacer; porque sí, Luis Miguel volvió a ser noticia.

 

 

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