Producción: Luke Cage
Año: 2016
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Es parte del universo Marvel Netflix

Tiene buen reparto

El barrio de Harlem juega un papel en la historia

El personaje principal se queda un poco plano

No aporta algo distinto al género

 

  

 

Con la llegada del arrowverse a la pantalla de Warner (Arrow, The Flash, Legends Of Tomorrow, etc.) DC Comics dio inicio a su universo televisivo en vista del triunfo de Marvel sobre el mundo cinematográfico; la competencia no se hizo esperar y la casa de las ideas se asoció con el gigante del streaming conocido como Netflix. Así surgió Daredevil –junto a al venidero spin off: The Punisher–, posteriormente apareció la detective Jessica Jones, y ahora tiene en la mira su primer súper equipo en televisión con The Defenders. En esta ocasión le toca turno al otrora Power Man, hoy en día conocido como Luke Cage.

La primera temporada del gigantón afrodescendiente confirma que este universo coexiste con el de los Vengadores, y ayuda a atar cabos de otras series y generar referencias entre ellas. En sus trece capítulos la serie ofrece una panorámica de los héroes underground de Marvel y su andar cotidiano por la ciudad de Nueva York, escenario por excelencia en las historietas de antaño.

Luke recibe sus poderes de experimentos científicos dentro de una prisión. Tras la muerte de su esposa se muda al barrio de Harlem, uno de los clásicos barrios negros de la ciudad, donde empieza una vida como justiciero contra el infame capo Cottonmouth. La serie recita de forma poética el que Homero Simpson llama “poder negro”, tanto en su aspecto setentero como en su soundtrack jazzero mezclado con soul, con algunos momentos de hip hop. El barrio, las calles y el crimen son los ejes que llevan al indestructible y a su archienemigo (quien lamentablemente pierde su estética serpentina de los cómics) a una guerra de pandillas.

Para sorpresa de nadie, en la serie se mantiene el sello crudo y violento de sus antecesores, la tensión política y psicológica y, sin falta, las referencias al cómic. Quizá el aspecto más inteligente de este universo es su libertad para abordar temas políticamente incorrectos, cosa que no podrían permitir con héroes como Capitán América. Sin embargo, Luke abusa de estos elementos y de sus mismos poderes, convirtiéndose en un sujeto invencible. Al poco tiempo se vuelve plano y moralmente superior a sus compañeros antihéroes; resulta casi imposible infringirle daño alguno, por lo que sus peleas se vuelven planas. Si Daredevil nos daba un héroe con moral pero con prácticas dudosas y una existencia mortal, Luke Cage se sabe todopoderoso y no tiene miedo a mostrar cinismo frente a los malhechores.

No obstante la serie encuentra su peso en otros factores, como el ya mencionado aspecto del orgullo negro, la historia de los barrios bajos de Nueva York, la música y principalmente su reparto, que no perdona ni un solo giro dramático para volarnos la cabeza. Quizá Luke Cage ya no cause la sorpresa que se gestó con sus antecesores, pero funciona como un nodo entre el pasado y el futuro de este universo. Tal vez esa sea la principal razón para echarle un ojo en lo que llega la última pieza del equipo, Iron Fist, en marzo del 2017.

 

 

 

 

 

 

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