Hace unos días nos enteramos de que Netflix adquirió Millarworld, por una suma no indicada. A este respecto el creador, el escritor escocés Mark Millar, comparó la adquisición con lo ocurrido previamente con firmas como Disney, Marvel,Warner y DC. Pero ¿quién es Mark Millar?
A manera de contexto, Millar a obtenido cuatro Premios Eisner, dos Premios Eagle y, en junio de 2013, fue reconocido por la Reina Isabel II como miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, por sus servicios al arte del cine y la literatura. Sé que para muchos no significarán mucho los premios Eagle o Eisner, pero son el BAFTA y el Óscar, respectivamente, de los cómics. Cuando un mozuelo de un pequeño pueblo de Escocia (Coatbridge, en Lanarkshire) conoció a una figura tan imponente como Alan Moore, creador de importantes novelas gráficas, como Watchmen, Desde el Infierno, V de Venganza, etc. —todas transformadas en películas que no le gustan a Moore—, el mundo cambia, más si amas los cómics, como Millar lo hacía a esa edad.
Sus pininos los realizó con editorial Trident y los títulos Saviour y The Shadowmen. Posteriormente, saltó el Atlántico, y comenzó a colaborar con DC desde 1994 hasta el 2002, año en que se escindió de DC, debido a conflictos con la editorial, y se pasó a las filas de la competencia directa: Marvel. Dentro de la gran M, trabajó con diferentes títulos como X-Men, de los cuales formó parte del desarrollo de Ultimate X-Men, una de las ediciones de los personajes que les granjeó a Marvel, y a Millar, un nuevo éxito entre comiqueros y la crítica. Trabajó con personajes como Spiderman, creó Old Logan y se ganó el reconocimiento de la editorial, trabajando en Marvel Knigths, el sello de contenido adulto de la M.
En vista del éxito obtenido, a mediados de los dosmiles, se decide a crear sus propias historias, destacando Wanted, una versión del mundo en la que, según sus palabras, habían ganado los malos (son épocas de George W. Bush), por lo cual el mundo de los superhéroes tenía que ajustarse a esta realidad. Así que creó una serie de supervillanos. Luego, vino Kick Ass, serie que tiene importancia también para el mundo de los cómics, pues es una extrapolación de lo hecho por Moore en Watchmen, pero con personas comunes y corrientes, que combaten al crimen organizado y a maleantes neoyorquinos. Uno de los puntos fuertes de Kick Ass fue la serie que unía al increíble John Romita Jr. y a Millar en un solo título, al margen de su colaboración en conjunto en Marvel.
Estos dos títulos tuvieron la gracia de editarse de manera casi independiente, pues Wanted fue editada por Top Cow, con un éxito relativamente importante, mientras que Kick Ass ya tenía dos creadores de renombre, cuestión que ayuda a explicar su éxito. Además, realizó dos continuaciones.
Ambas series fueron consideradas para la adaptación cinematográfica que ya muchos conocen. Sin embargo hay que decir que el resultado no es malo, solo diferente y sin alcanzar el nivel de amplitud que una publicación impresa le permite a una historia del octavo arte.
Hace un tiempo, 2008 para ser exactos, coincidiendo con el anuncio de la adaptación de Kick Ass, uno de estos señores, no sé si el Paella o Rulo, acertadamente mencionó que actualmente los creadores de cómics hacían sus obras, pensando en que fueran adaptadas por Hollywood eventualmente (¡Sí, escuchaba El Fin del Mundo en Reactor!). Por ello, resulta curioso, cuando Mathew Vaughn le preguntó a Millar qué sería bueno hacer, que el escritor le propusiera una historia sobre espías que estaba desarrollando. Fue así como surgió Kingsman. La cinta fue una adaptación del cómic Secret Service, adaptado después al cine por Mathew Vaughn.
Si bien mucho del trabajo de Millar tiene la condición de ser pensado para el papel, mucho de su trabajo tiene una gran dosis de atractivo para el medio audiovisual, y Netflix quiere sacar potencial de esta capacidad que tienen muchas de las historias del escocés. Como recomendación es bueno darse una vueltecita por millarworld.tv, para saber con qué títulos nos fustigarán los gigantes del streaming.
Nada mal para un chico de Escocia que creció, leyendo cómics