Producción: Merlí
Creador: Héctor Lozano
Año: 2015 – 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie

Es un drama un tanto didáctico sobre filosofía

Tiene buen discurso

A pesar de su tema central, es de lenguaje sencillo

No es tan atrevida como pudiera ser

Puede resultar pesada para quienes no busquen la retórica

 

 

 

Merlí, creación de Héctor Lozano y protagonizada por Francesc Ornella, trata sobre un profesor de filosofía transgresor cuyo propósito es estimular la vena crítica de los estudiantes, estos últimos jóvenes que oscilan entre los dieciseis y dieciocho años, cuya mentalidad está principalmente influenciada por la sociedad, la moda y lo que el otro diga. El profesor no entra en los cánones del típico enseñante: el que no se involucra, que pone algunas cosas en el pizarrón y los alumnos obedientes no cuestionan. Quizá para algunos no es novedad ver un profesor que va más allá de lo establecido, ¿cuántos de nosotros no hemos tenido profesores así?

Merlí está grabada en Barcelona, ciudad condal pequeña y concurrida pero donde últimamente los ánimos están caldeados. Cada capítulo presenta a un filósofo diferente, donde además de contarnos las ideas principales del autor, la información se va entrelazando con los personajes. Merlí y sus estudiantes van sin pelos en la lengua; se habla de homosexualidad, drogadicción, depresión, acoso estudiantil, maternidad, infidelidad, suicidio, promiscuidad, abandono, muerte, enfermedad y sexualidad. Cada uno de los temas, al inicio, se toma con miedo, pero poco a poco se hacen de la cotidianidad de cada uno de los protagonistas, sean estudiantes o no. ¿Por qué hay tanto miedo a la crítica, a la honestidad?, se preguntan constantemente Los Peripatéticos y compañía, nombre mediante el cual se conoce a los estudiantes del grupo. Y siendo fiel a esa pregunta y el afán de responderlas se va, dentro de las posibilidades que la serie ofrece, al fondo.

Conforme avanza la serie encontramos a nuevos personajes, que intentarán equilibrar la salida de otros. Hay una clase  más homogénea, sin miedo a la autoridad estudiantil y, en consecuencia, a la autoridad política. Hay rebeldía, de esa que nace a partir de la rabia y la soledad. Encontramos comentarios más mordaces hacia la realidad del país ibérico y a la realidad de cualquier país del globo terráqueo. Se habla de independencia, de libertad de expresión, de robo, de lo políticamente incorrecto, de franquismo, de guerras, de los vencidos, de la lengua y la historia como identidad. Cada chico y chica crea un personaje sólido y profundo que conoceremos en el resto de los capítulos y sobre todo en la última temporada.

Una de las cosas destacables de la serie de Lozano es el leguaje con la que se toca cada tema. No es un lenguaje adulto, tampoco uno pedagógico, creo que es el común; aquel que se habla en los cafecitos, en las escuelas, entre los jóvenes de España y de otros rincones que, poco a poco, están cuestionando a las figuras de autoridad: padres, políticos, profesores. A sí mismos. Sí, en definitiva, Merlí no toca temas que sigan siendo tabú, pero lo hace de modo tal que conecta con el otro.

 

 

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