Producción: Million Yen Women
Año: 2017
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Es de misterio

Tiene un buen elenco

Es ligera

Repite algunos arquetipos de personajes japoneses

No le exige al espectador

 

 

 

Hace algunos días un amigo me dijo que cuando Japón y Estados Unidos producen juntos no existen las medias tintas, el producto final siempre será o extraordinario o un fail total. Pues Million Yen Women es una buena excepción a esta regla.

Shin Michima es un novelista poco conocido con un pasado difícil que tiene un par de libros publicados y es constantemente opacado por un escritor joven de moda que encabeza todas las listas de ventas. Desde hace seis meses, cinco mujeres con diferentes perfiles recibieron una invitación para vivir en la casa de Michima, la cuál incluye algunas reglas que deben seguir: siempre deben comer juntos, no deben hacer preguntas personales y cada mes deben pagarle un millón de yenes como renta. Lo curioso es que nadie parece saber exactamente quién mandó esas invitaciones. La serie entonces sigue la historia de Shin Michima en su asenso en el mundo literario, mientras que descubrimos a cada una de las mujeres y nos preguntamos quién envió las invitaciones, con qué propósito y por qué ellas aceptaron.

El arco argumental es simple pero entretenido, y aunque no desesperamos por darle play al siguiente episodio, sí logra generar interés. A pesar de que la serie es relativamente corta –doce episodios de veinticuatro minutos– y cuenta con un gran número de personajes, realmente no nos abruman con tanta información. Los exploramos lo necesario como para poder entender sus motivaciones y en ningún momento se siente que alguno sobre; incluso podemos simpatizar con uno que otro. Así que los diálogos y las personalidades de cada una de las misteriosas chicas fluyen de manera orgánica. Por último, cuenta con diversos detalles que encajan y aportan en la historia.

El punto en el que la serie flaquea es que repite algunos arquetipos que ya hemos visto hasta el cansancio en producciones japonesas: el tipo perdedor, introvertido y desmotivado cuya vida da un giro inesperado y todo empieza a salirle bien; los personajes con actitudes extrovertidas sin fundamento; o los malos gritando que son malos. Así mismo, nos muestran un mundo de la producción literaria hueco y viciado por críticos, escritores, jurados y lectores interesados en consumir y producir obras de poca calidad artística, y cuyo éxito se mide en la venta de las mismas. Además el personaje de Shin no tiene ningún matiz, siempre lo vemos con exactamente la misma cara y la misma actitud, mientras que pretenden justificarlo con los demonios de su pasado.

Million Yen Women es ligera, divertida, amena, con un buen elenco que tiene buena química y una historia que se presta para maratonearla, disfrutarla y no sentirnos culpables, a pesar de que el gran misterio se resuelve sin mucho esfuerzo.

Algo así como un «no es lo que esperaba pero estoy satisfecho».

 

 

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