Producción: Moonlight (Luz de Luna)
Director: Barry Jenkins
Año: 2016
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es un drama sobre la autoaceptación

Tiene buenas actuaciones

Tiene buena fotografía

Su temática tiene capas

Es una película sobria

 

    

 

La temporada de premios avanza hacia una de las ceremonias máximas del cine: los Óscar. Junto a ella llegan a México las actualmente nominadas, entre las cuales desfila Luz de Luna de Barry Jenkins, nominada entre otros premios a mejor película y mejor actor de reparto para Mahershala Ali. Sin duda una de las mejores cintas del 2016. La historia, ubicada en Miami, cuenta tres capítulos en la vida de Chiron: su niñez, su adolescencia y él de joven adulto.

De niño Chiron duda de sí mismo; es callado, enclenque y tímido. Su único amigo se llama Kevin y es bulleado por todos los demás. Su madre es drogadicta y su única figura paterna es Juan, interpretado por Ali, un narcotraficante cubano, quien junto a su esposa Teresa apadrinan al niño. De adolescente su lugar como hombre de la casa es obscurecido por la fuerte adicción de su madre y su propio miedo al entorno. Chiron empieza a explora su sexualidad, de la cual dudaba de niño, y la esconde por miedo a la burla. Los ataques en su contra se vuelven violentos al punto de cambiar su vida para siempre. En el tercer capítulo vemos a Chiron transformado en un cliché, opuesto a la esencia que vimos en la primera parte, y más parecido a Juan que a nadie. Chiron poco a poco empieza a reencontrarse con su pasado para cerrar viejas heridas y reconocer su miedo e ira, y al mismo tiempo conocer el amor propio.

Durante los tres episodios, Little, Chiron y Black, Jenkins, con una virtuosa fotografía de James Laxton, nos cuenta la vida de un chico afroamericano de un barrio empobrecido (igualmente habitado en su totalidad por afroamericanos), de la mano de sus tres actores: Alex Hibbert, Ashton Sander y Trevante Rhodes, quienes dan vida al personaje en diferentes etapas de su vida. Luz de Luna es un viaje hacia el autodescubrimiento que atraviesa diferentes profundidades del ser humano. Jenkins mencionó en una entrevista que a los niños de color se les enseña a ser mejores que los demás; a ser rudos y fuertes y basta con revisar la mayoría de los personajes masculinos afro que existen en el cine norteamericano. También basta con mirar la homofobia, el racismo y el clasismo de aquel país, especialmente en nuestros tiempos, donde estos ideales de odio y segregación están renaciendo de las cenizas de un conservadurismo nunca extinto.

Jenkins rompe en un cinta dramática (y no melodramática) el mito del macho negro. Juega tiernamente con la masculinidad de Chiron, siempre puesta en duda, para recordarnos que así como hay variedad de colores en la piel hay variedad de mundos en las cabezas y cada una merece su lugar. La madre drogadicta, el padre postizo, la amistad homoerótica y el bulleo incesante de aquellos que se amoldan al estereotipo masculino, convierten a Chiron en un outsider, no solo de la identidad homosexual de la que es parte, sino de cualquiera posible. Sin lugar en el mundo, este niño/adolescente/hombre siempre encerrado en sus pensamientos, decide esconder su verdadera personalidad sensible y cambiarla por una más áspera, mientras que en el fondo sigue siendo vulnerable.

La masculinidad de la que nos habla Jenkins nos dice que los chicos también lloran y sufren, pero también aman como cualquier ser humano. Si bien Luz de Luna es una película sobre la homosexualidad reprimida, también esconde un mensaje universal, inherente al tema desde luego, sobre la auto aceptación.

 

 

 

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