Producción: No te Preocupes, no Irá Lejos
Director: Gus Van Sant 
Año: 2018
Plataforma: Cartelera

 

En cinco líneas esta película:

Es una película biográfica sobre el caricaturista Jhon Callahan

Encuentra en el humor el aspecto más importante de su personalidad

Intenta despertar la reflexión sobre distintos aspectos de la vida y el dolor

Cuenta con un elenco destacado

Tiene una fotografía que aporta

 

   

 

Después de una larga ausencia, Gus Van Sant regresa al radar tras una serie de balas perdidas con lo que parece ser la clásica y taquillera historia hollywoodense de el hombre atormentado que logra derrotar a sus demonios, solo para sorprendernos con un poco más.

No te Preocupes, no Irá Lejos tiene las variables de una producción elaborada en serie y casi por fórmula en la gran maquinaría que es Hollywood. Con Joaquin Phoenix en el rol estelar y un elenco conformado por las figuras predominantes en la escena estadounidense como Rooney Mara, Jack Black y Jonah Hill; la historia tiene una premisa cruda pero abordada con simpleza desde una voz un tanto cursi porque, de nuevo, Hollywood. Sin embargo, el humor ácido implantado por Van Sant logra contrarrestar lo anterior y darle un toque de personalidad a la película.

Como es de esperarse, el desempeño de Phoenix no decepciona, aunque no se trata de su mejor personificación. Jhon Callahan es un joven alcohólico que tras sufrir un accidente automovilístico queda en estado tetrapléjico. Dicho suceso lo motiva a perseguir la sobriedad entrando a AA, donde Donnie (Jonah Hill), su excéntrico mentor, lo guía durante los pasos del programa con frases taoístas de Lao Tzu. Este es un ejemplo de su evidente cursilería y aunque es excesivo, las palabras del profeta asiático no pierden poder y al final funcionan por su evidente sabiduría o belleza.

Alternando las tomas, los dibujos de Callahan cobran vida para ilustrar momentos desisivos de su catarsis. Personalmente me hubiese gustado ver un poco más sobre su proceso creativos y su identidad como artista, sin concentrarse demasiado en el Jhon, hombre alcohólico y discapacitado que sufre. Evidentemente esos factores son una parte importante de su vida e identidad, pero a mi parecer, lo más relevante en la vida del caricaturista es cómo logró superar grandes obstáculos y encontró su voz mediante una habilidad desconocida y sobretodo, poco probable.

La película logra disfrutarse e incluso resultar conmovedora. La producción aterriza su deseo de reflexionar sobre cómo en algunas ocasiones es necesario experimentar los puntos más bajos de la vida para prosperar o alcanzar la felicidad. A pesar de la aspereza de la historia, Van Sant logra balancear a la perfección la crudeza de la producción mediante la ironía y el humor. El director no podrá ofrecernos su mejor trabajo, pero sin duda es un regreso que causa un buen sabor de boca a pesar de tener un par de fallas.

 

 

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