Producción: Normandie Nue
Director: Philippe Le Guay
Año: 2018
Plataforma: Tour de Cine Francés

 

En 5 líneas esta película:

Es una tragicomedia

Emplea la desnudez como recurso

Es un tanto optimista, aunque afectada por inconsistencias

Tiene varias cosas buenas que pudieron ser exploradas de mejor manera

Tiene un gran personaje principal

 

  

 

Un grupo de ganaderos rurales de una comunidad en Normandia pasa por un momento crítico debido al serio declive en la venta de sus productos, causado por el aumento en el consumo de importaciones y un progresivo cambio en la cultura francesa, cada vez más inclinada a consumir productos saludables y reducir la ingesta de carnes rojas.

Sin ser capaces de llamar la atención del gobierno, los medios de comunicación y la sociedad en general, la desesperación irrumpe en los trabajadores del campo, hasta que la intervención afortunada de Newman (Toby Jones), fotógrafo estadounidense de renombre, cuyo deseo de hacer su próximo proyecto en uno de los prados del pueblo representa para la comunidad una última esperanza para hacerse escuchar. El problema es que el arte del fotógrafo se enfoca en retratar a personas desnudas en lugares públicos, idea que genera polémica entre los pueblerinos. La labor de convencimiento quedará en manos del alcalde, Georges Balbuzard (François Cluzet), un líder entusiasta, pero abrumado por la gravedad de las circunstancias.

Phillipe Le Guay coescribe y dirige esta tragicomedia, apelando al tema del obrero en crisis que se aferra a métodos extraordinarios para sobrevivir, visto en obras como The Full Monty (Peter Catanneo, 1997), para contarnos un poco sobre los problemas del campo francés, la creciente brecha entre el pensamiento urbano y el rural, los tabúes sociales respecto a la desnudez, pero sobre todo, los roces y camaradería entre miembros de grupos unidos por una lucha que a buena distancia luce perdida. Todos estos tópicos le ofrecen la densidad suficiente a un proyecto que podría haber dado mucho más de lo que finalmente ofrece.

El principal problema de la propuesta de Le Guay es su incapacidad para formarse una identidad clara y explorar los temas que aborda a partir de ahí. El tono de la película es irregular, pasando de la tragedia a la comedia sin un balance que equilibre la obra desde una perspectiva integral. Aunque la historia es de tintes optimistas, el acercamiento hacia los pobladores, unidimensionales, es sin deseos de levantar mucho polvo entre sus relaciones más allá de conflictos básicos, inmediatos y de fácil resolución. No hay rasgos de sarcasmo, ironía o algún otro elemento que eleve el humor o impacto de las situaciones. El único personaje que logra salirse de ese patrón es el protagonista, sostenido por mucho esfuerzo y mérito por François Cluzet, quien engloba el espíritu quijotesco del film, con su resiliencia y pasión.

Si bien, uno de los puntos más llamativos de la película recae en la contraposición de la desnudez como una expresión artística aceptada dentro la modernidad, aplicada a un escenario campesino en circunstancias apremiantes, la disertación sobre la misma es tímida, sin llegar a generar cierto grado de controversia o provocación simbólica, más allá del sencillo recurso de plasmar cuerpos desnudos como representación del despojo económico y social que sienten los modelos afectados.

A esto se suma la inclusión de una subtrama sin justificación , y me refiero a la familia parisina que llega a instalarse en la comunidad. Supongo que su propósito es de servir de contrapunto ante la visión y experiencia de los locales, pero no lleva a nada relevante por sí misma ni como parte del mensaje principal. A pesar de que la película emplea el recurso de voz en off desde la perspectiva de la hija de este matrimonio para introducir a la historia, a partir de ahí solo aparece en alguna otra ocasión sin importancia. Estas inconsistencias le restan a una película que no termina de enfocarse, y qué lástima, pues claramente el tema y sus derivaciones son interesantes, relevantes y con mucha tela para cortar bajo una perspectiva más atrevida e ingeniosa.

 

 

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