Producción: Las Estafadoras (Ocean’s 8)
Director: Gary Ross
Año: 2018
Plataforma: Cartelera Comercial

 

En 5 líneas esta película: 

Es el spin-off de la trilogía de Steven Soderbergh

La química entre el elenco es extraordinaria

Tiene buen ritmo y montaje

El diseño de vestuario es excepcional

Al final, el guión carece de sustancia

 

 

 

Cuando era pequeña me encantaba jugar a policías y ladrones, a los superespías, a ser astronauta y explorar nuevos mundos. Recuerdo bien que uno de mis trabajos de kínder fue hacer una exposición de lo que me gustaría ser cuando creciera. Yo quería ser cazafantasmas. No todas las niñas, verán, soñábamos con ser amas de casa. Son muchos los que se preguntan si es realmente necesario hacer películas que ya conocemos, pero ahora protagonizadas por mujeres. Son esas mismas personas las que ya tuvieron la oportunidad de verse representados en pantalla cuando niños, los que sí creyeron que podían ser cazafantasmas o astronautas o mentes criminales.

Ocean’s 8 no es propiamente un remake, sino un spin-off que más bien se encarga de expandir el universo de Steven Soderbergh, que a su vez sí es un remake de la película que Lewis Milestone dirigió en 1960. La cosa con esta nueva entrega es que, oh sí, su elenco protagónico se compone de mujeres.

Al igual que la trilogía de Soderbergh, Ocean’s 8 trata de una mente maestra criminal que reúne a un grupo de amigas y cómplices para llevar a cabo un elaborado robo. El esquema es básicamente el mismo: reclutamiento, planeación, manos a la obra. Gary Ross y su coguionista Olivia Milch le dan un giro interesante al hacer que las supuestas debilidades de las mujeres sean en realidad sus fortalezas. Si bien luego del estreno del tráiler se criticó un poco el cliché del interés de las damas por los diamantes, ya en la gran pantalla vemos que este interés tiene más bien dos lados. Buena parte de la estrategia de robo recae en que ellas saben que los hombres no van a verlas como sospechosas porque las subestiman, incluso van más allá diciendo que ser invisibles en un mundo de varones es su principal arma. Puntos para Ross y Milch por hacer un guión que a la vez ataca tan directamente a la narrativa tradicional Hollywoodense.

Sandra Bullock, Cate Blanchett, Helena Boham Cater, Sarah Paulson, Mindy Kaling, Anne Hathaway, Awkwafina y Rihanna protagonizan un guión que realmente solo les da espacio para interpretar magistralmente a sus personajes, pero nada más. El inicio de la película arranca con fuerza, haciendo de la presentación del personaje de Bullock uno de los mejores bits cinematográficos de los últimos años. Dos secuencias en específico, una en un centro comercial y otra en un hotel, son absolutamente perfectas. La planeación del robo es la parte más divertida de la película y donde realmente podemos ver a estas actrices brillar, haciendo suyos estos personajes y viviéndolos al máximo. La química en pantalla (y fuera de) es tan agradable que se podría creer que son amigas de toda la vida, cuando en realidad es la primera vez que muchas de ellas trabajan juntas.

Para el tercer acto y el epílogo, la historia se vuelve una convulsión de subtramas tan aceleradas que en algún punto se sienten ya forzadas. Desgraciadamente el desenlace no se siente como un triunfo total porque las apuestas nunca fueron tan altas. Había mucho qué ganar, pero la pérdida, en caso de haberla, no se sentía tan grave.

El gran triunfo de Ocean’s 8, sin embargo, es el diseño de vestuario. En cuestión de semanas, Sarah Edwards y su equipo lograron crear no solo una identidad distintiva para cada una de las protagonistas, sino además maquilar una colección completa para un evento de modas y luego vestir a toda la atendencia de la Gala del Met. Cinco estrellas. Ningún personaje se parece a otro, todos los vestidos son fuera de este mundo, básicamente el vestuario respira por sí mismo y no tiene absolutamente qué pedirle a ningún elaborado diseño de época. Cada prenda usada en esta película es espectacular. For your consideration, Academy.

La combinación de todos estos elementos, se presume, fue lo que convirtió a Ocean’s 8 en uno de los estrenos más ardientes del verano. Gary Ross comentó en una rueda de prensa que la gran diferencia entre cómo el público reaccionó a su película y a Ghostbusters (Paul Feig, 2016) fue que la suya fue post #MeToo y post Harvey Weinstein, donde Hollywood está en un punto en que, por primera vez, tiene qué pensar antes de atacar a las mujeres de las que vive. ¿Será?

Ha pasado un rato desde la última vez que al estar viendo una película en una sala de cine, más que otra cosa en el mundo quería estarla viendo otra vez, por primera vez. Ocean’s 8 logró eso en mí y por eso le estoy agradecida.

 

 

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