Película: Ojos de Madera
Dirección: Roberto Suárez y Germán Tejeira
Año: 2017
Plataforma: 38 Foro de la Cineteca Nacional

 

En 5 líneas esta película:

Es un thriller psicológico

El relato tiene un enfoque onírico

El joven protagonista realiza una gran interpretación

Pese a su poca duración, agobiará a más de uno

Está ambientada a mediados del siglo XX

 

  

 

Los padres de Víctor (Pedro Cruz), un niño que se encuentra justo en esos años previos a la adolescencia, han muerto. Sus tíos, en consecuencia, lo han adoptado con la intención personal de ser el hijo que tanto ansían tener; en cierto punto la tía le dice: “Me gustaría que me digas mamá”. De esta forma, el infante está en medio de un matrimonio con evidentes problemas maritales, sin embargo, lo peor para Víctor no es lo que le rodea, lo cual incluye a su nueva familia, su rendimiento en la escuela y la amistad con una chica ciega, sino su propio mundo interior.

Ojos de Madera, película uruguaya y opera prima del director de teatro Roberto Suárez,  es una especie de thriller psicológico al estilo de aquella gran cinta de Roman Polanski, Repulsión (1965), solo que aquí el protagonista es un niño afrontando los terribles miedos que le dejó el accidente automovilístico donde murieron sus padres. Este estrés postraumático que le ha quitado las ganas de pronunciar siquiera alguna palabra, le hace tener también aterradoras visiones, convirtiendo la historia de Víctor en una densa e intrincada experiencia para el espectador. Estamos ante un evidente relato onírico que materializa lo que una pesadilla puede albergar, remitiéndonos no solo a Polanski, también hay algo de Lynch y Guy Maddin.

Es claro que Suárez, al ser su primer trabajo cinematográfico, intenta experimentar con las formas y alcances que el teatro no le puede permitir. La mayor parte de la película está en blanco y negro con encuadres que se acercan al estilo visual del expresionismo, solo una secuencia es mostrada a color, precisamente, la más perturbadora, dejando en claro así la naturaleza discordante de la escena en el pesadillesco relato.

La cinta se nos cuenta sin salir del punto de vista del taciturno protagonista, de hecho, el único nombre que conocemos es el de él. Estamos en su mundo, en sus temores, con sus demonios y recuerdos, un poco como el personaje de Joaquin Phoenix en la gran Nunca Estarás a Salvo (Ramsey, 2017). Pedro Cruz hace una excelente labor, a pesar de haber una inexistencia en sus diálogos, el actor muestra la perturbadora esencia de un niño tratando de escapar de sus traumas. Es necesario agregar que Cruz tenía once años al momento de filmar Ojos de Madera, hoy en día ya tiene veinte. El filme tardó nueve años en estrenarse, fue en el festival de Málaga donde finalmente vio la luz.

Ojos de Madera es una pesadilla retratada en sesenta y cuatro minutos, que por la densidad del ritmo pareciera de una mayor duración. Suárez nos entrega una interesante producción para empezar su carrera como cineasta, aunque por lo experimental a más de uno agobiará.

 

 

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