Producción: One Cut of the Dead
Dirección: Shin’ichirô Ueda
Año: 2018
Plataforma: Mórbido Fest

 

En 5 líneas esta película:

Es, o una mala película de zombies, o una buena película de comedia

Como sea, se va a divertir

Tiene un interesante plano secuencia

Entre menos sepa de la película mejor

No se preocupe, esta reseña está hecha para que no tenga ningún problema con la línea anterior

 

 

 

Ya lo dijo el padre moderno de los muertos vivientes, George A. Romero: “Cosas como The Walking Dead están matando al cine de zombies”. Para el cineasta fallecido en 2017 el hype actual del subgénero no hace más que usar a las criaturas como simples monstruos antagonistas, olvidando por completo la sátira sociopolítica. Como pasa también con los vampiros, se convierten en figuras tan populares que el solo hecho de hacer algo con ellas ya implica un atractivo comercial, lo cual propicia una serie de lugares comunes.

Para cambiar eso se necesita encontrarle otro enfoque, algo que refresque el subgénero devolviéndole la importancia satírica con la que fue concebido. El coreano Yeon Sang-ho, por ejemplo, lo logró con su díptico Seul Station (2016) y Train to Busan (2016), y ahora parece que el japonés Shin’ichirô Ueda, lo consigue con su hilarante One Cut of the Dead, cuyo título es una referencia a Romero y, a la vez, un juego de palabras entre lo cinematográfico y literal.

No hay respiro para el espectador. Desde los primeros momentos se nos adentra a la temática zombie con un plano secuencia de casi ¡40 MINUTOS!, para ubicarnos en una matrioshka cinematográfica: estamos viendo la película de una película. ¿Y de qué va? Higurashi (Takayuki Hamatsu) es un director de cine obsesionado con hacer una película de zombies que se sienta real… tan real que realiza un conjuro para convertir a su personal de producción en verdaderos muertos vivientes y así lograr esa reacción de espanto que sus actores nomás no le pueden dar ni en cuarenta y dos tomas.

Imagine a Tommy Wiseau en Vamos a Jugar en el Infierno (Sono, 2013) pero con las tiernas obsesiones de Mark Borchardt en el documental American Movie (Smith, 1999) y el humor temático de R100 (Hitoshi Matsumoto, 2013), eso es lo que vemos la película de Higurashi, quien con cámara en mano filma toda la matanza en lo que se va volviendo cada vez más en una hilarante e hilarante y chusca película de zombies, donde hay chorros de sangre y cuerpos desmembrados, pero también de manera desconcertante se le habla a la cámara y se ve una mano limpiando el lente de todo el batidero de sangre, ¿estamos en una found footage?

One Cut of the Dead, en general, es una película de bajo presupuesto que termina siendo (“in”)voluntariamente divertida. Shin’ichirô Ueda logra encontrarle ese enfoque diferente al cine de zombies, olvídese de todo ese hypezombístico de hoy en día, de todas esas parodias e historias de supervivencia. Aquí se muestra la verdadera supervivencia dentro del set. Es más, tampoco le haga caso a lo que dice esta reseña, la condición fársica de una película dentro de una película convierte a One Cut of the Dead en una divertida y, más que nada, diferente experiencia. Ueda se burla y a la vez homenajea al cine de zombies, con eso le digo todo.

 

 

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