Producción: Orange Is The New Black, Séptima Temporada
Creada por: Jenji Kohan
Año: 2019
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta temporada: 

Es emotiva

Mantiene lo destacado en sus actuaciones protagónicas

Tiene una dirección heterogénea entre uno y otro episodio

Pierde fuerza en sus historias principales

Deja subtramas al aire

 

 

 

Orange Is The New Black va a ser recordada por muchas cosas, desde su estatus de pionera cuando el contenido original para plataformas de streaming todavía era una novedad bastante incierta, hasta por la representación tan vasta y acertada de la comunidad LGBTQ en pantalla, en un mundo en que Queer As Folk y The L Word habían, es verdad, establecido una vara muy baja. Cuando OITNB entró en el paisaje, no tardó en enganchar a la audiencia y, desde entonces, ayudó a sentar el tablero para lo que hoy en día conocemos como series originales.

Basada en la memoria de Piper Kerman y llevada a la pantalla por Jenji Kohan, OITNB narra la historia de Piper Chapman, una neoyorquina acomodada que de buenas a primeras tiene que servir tiempo en un centro penitenciario luego de que se destapara un crimen cometido en su juventud; ya en prisión, y entre más avanzadas las temporadas, el protagonismo de Chapman se va desdibujando para que la serie más bien pase a ser una dramedia coral, una de las mejor ejecutadas de los últimos años, además.

La conclusión de la sexta temporada pareció prometer que, para sus episodios finales, la serie regresaría un poco a sus inicios y se encargaría de cobijar a sus primeras protagonistas y acabar la historia al cerrar los arcos narrativos de todas ellas, completar este ciclo imaginario que ya se venía estableciendo un poco como leit motif desde el comienzo. Los escritores, sin embargo, decidieron irse por un lado completamente diferente y no solo cambiaron el final en relación a su material de origen (es decir, cómo le fue a la Piper de la vida real), pero además todavía se permitieron presentar a una nueva tanda de personajes, de una manera tan apresurada que apenas y nos dio tiempo de aprendernos sus nombres.

Para la séptima temporada se intentó dejar un impacto más allá del que la serie ya se había hecho por su propio nombre, incrustando en la trama un arco que si bien relevante, incluso sólido para la historia, fueron el momento y la cuestión de tiempos lo que lo volvió una jugada débil. ICE (el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos) sirvió como villano principal para estos nuevos trece episodios, y la manera en que se mostraron los abusos y cómo se reconstruyó este conflicto por demás actual fue memorable por su crudeza, pero se siente más bien como un triunfo aislado, uno que separa todo lo que ya conocíamos y amábamos de la serie, como una especie de spin-off apretujado.

Sobre los otros personajes, de los que sí queríamos saber final desde el episodio piloto, de ellos más que menos nos lograron dar un cierre: Piper salió de prisión luego de quince meses, ahora una mujer relativamente libre, pero con una esposa esperándola todavía tras las rejas en forma de Alex Vause, cuya sentencia la retiene todavía por tres años más. Blanca y Gloria también salieron y sí tuvieron sus felices por siempre, algo que no se puede decir de otras de las favoritas como Nicky, Lorna, Dayanara y Roja, con sus tragedias personales maximizadas en un giro inesperado, pero probablemente justo.

Fue en realidad esto, las grandes actuaciones del elenco, lo que mantuvo a flote esta serie durante siete temporadas, que vaya si se sintieron como si las reclusas hubieran pasado años encerradas y no solamente meses; como contraste uno de los errores más graves de la serie, pues donde el uso de espacios y personajes fue su acierto más trascendente, la manipulación del tiempo es donde muchas veces se rompía el encanto. ¿Cómo Roja terminó así en cuestión de meses? ¿Por qué los hijos de Gloria empezaron siendo bebés y terminaron casi adultos? ¿O es todo esto una metáfora del desvanecimiento personal y cómo el mundo exterior sigue cuando se está encerrado?

En pocas palabras, Orange Is The New Black fue una gran serie, una querida entre sus fans y la gente que le es fiel a Netflix, y es verdad que va a quedar para los libros de historia por muchas razones, unas buenas, las que comentábamos al principio, pero otras malas que tal vez ayuden a moldear las series del mañana; que todos aprendamos que nada nunca sale bien cuando uno se empeña en estirar las buenas ideas más allá de lo justo. Se rompen.

 

 

add_filter( 'the_title', 'max_title_length');