Producción: Pájaros de Verano
Director: Cristina Gallego; Ciro Guerra
Año: 2018
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es de drama

Trata sobre el narcotráfico en Colombia

Presenta las costumbres de un pueblo originario de Colombia

Tiene un diseño de arte destacado

Es una historia más del narco

 

   

 

Para finales de 2015, muchos en México pudimos ver una enigmática película colombiana en blanco y negro, dirigida en conjunto por un par de talentosos colombianos. La película tuvo el poder de llegar hasta una nominación en los Oscar por mejor película extranjera. Cristina Gallego y Ciro Guerra están de regreso con su más reciente producción y lo hacen de la mano de lo que mejor saben hacer, y para lo que probablemente sean los mejores: regalarnos historias de los pueblos originarios de su tierra.

En esta ocasión, la visita es a la región de la Guajira, al norte de Colombia, donde habitan los Wayuu, un pueblo digno y aguerrido que ha tenido la virtud de mantener sus tradiciones hasta nuestros días. La historia cuenta de Rapayet, un joven wayuu que busca cortejar a Zaida, una joven doncella wayuu. El dote por Zaida es bastante elevado, pero también así la ambición de Rapayet, quien logrará hacer una conexión con un americano buscando un cargamento de marimba (el nombre local para la marihuana) y un cacique local, wayuu también.

Pájaros de Verano es, como no se podía esperar de otra forma, una cinta de altísima calidad. Destaca la representación del pueblo Wayuu, ya que la película está prácticamente hablada en su totalidad en el idioma nativo de los wayuu, además de que nos da una buena mirada a las tradiciones y prioridades de aquél pueblo. El diseño de arte por momentos nos hace pensar que hay cierta explotación del pueblo originario, ya que sus vestimentas son coloridas y fastuosas, pero es parte de la virtud de esta cinta, ya que los Wayuu en efecto tienen esas vestimentas como parte de su legado. Por supuesto que siempre hay elementos externos que vienen a realzar el diseño de lo que vemos en pantalla, sobretodo conforme avanza la historia y los mismos personajes van rondando el mundo de los alijuna, el mote que tienen reservado para todos aquellos externos a su etnia.

Pero más allá de la producción, la historia que se cuenta es, desafortunadamente, una que hemos escuchado miles de veces, tanto en el colectivo de la cultura popular, como en el salvo de producciones de la narcocultura de los últimos años. Y aunque sería una injusticia comparar esta película con algunas de las porquerías que se nos han querido alimentar en años recientes, es imposible sentir ese sentimiento de saturación, sobretodo al ver que la historia irremediablemente va encausada a los lugares comunes del subgénero. La virtud de los realizadores es contar el desenlace como probablemente ocurrió en la vida real, como una historia de advertencia, diferenciándose de aquellas producciones que romantizan la avaricia del ser humano que eventualmente lo lleva a su destrucción.

Pájaros de Verano es una bella producción que por momentos se lee como un sueño y por momentos como una terrible pesadilla. Tenemos que volverlo a decir, desafortunadamente esta historia es ya demasiado trillada dentro de nuestro contexto nacional como para exentarla de un prisma que le es desfavorable.

 

 

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