Producción: Roma
Director: Alfonso Cuarón
Año: 2018
Plataforma: Cartelera Limitada

 

En 5 líneas esta serie:

Es de drama

Es semi autobiográfica

Está filmada en 65mm

Tiene buenas actuaciones

El diseño de producción es exquisito

 

   

 

Alfonso Cuarón, es verdad, es miembro destacado de ese exclusivo grupo de cineastas que posicionaron a México en la mira del mundo; que le dieron un lugar importante en la industria cinematográfica, a pesar de que de los ocho largometrajes que ha dirigido en su carrera, sólo tres han sido filmados en suelo nacional. Luego de Y Tu Mamá También (2001), la película que objetivamente hablando lo catapultó a las grandes ligas de Hollywood, Cuarón regresa al país después de dieciséis años para trabajar en un proyecto sumamente personal –un passion project, si gustan– poniendo en uso todo lo que aprendió en el extranjero para traer a la vida uno de los capítulos más coloridos de su infancia, en forma de una película en blanco y negro.

Roma es una película ubicada en la Ciudad de México de los años setenta, donde por medio de Cleo, una muchacha que se dedica a la limpieza del hogar, conocemos a una familia de clase media-alta, compuesta por Antonio, Sofía, cuatro niños y la abuela, siendo que el menor de estos niños es una reinterpretación que Alfonso Cuarón hizo de su propia infancia; sin embargo, esta película no es tanto sobre él mismo como lo es sobre Cleo, ese miembro extendido de la familia que se ocupa de fregar pisos, preparar desayunos, tender camas y cuidar hijos ajenos.

Los fans de Cuarón pueden esperar con Roma otra excelente pieza de trabajo del director. Pero lo que no pueden suponer es que verán una historia como la de Gravedad (2013) o la de Harry Potter y el Prisionero de Azkaban (2004), plagada de efectos, pantallas y los giros en la trama clásicos de Hollywood. Esta es más bien una tenue narración introspectiva sobre una mujer y sus alrededores, de cómo percibe el mundo que la rodea y cómo reacciona a los eventos que pasan a lo largo de sus días, que si bien no son la destrucción del transbordador espacial que debía regresar a Sandra Bullock sana y salva a la Tierra, no por eso son menos impactantes.

Si bien las actuaciones son destacables, una buena parte de la maestría de Roma recae en la otra protagonista de la película, la Ciudad de México, que técnicamente sí fue regresada en el tiempo gracias a los esfuerzos de Galo Olivares y el mismo Cuarón en la fotografía, en combinación con el extraordinario trabajo de Eugenio Caballero y todo su equipo de arte, que se encargaron de recrear toda la urbe de los setenta, montando vialidades, edificios, incluso localidades enteras. El resultado es de no creerse.

Así mismo, un par de las secuencias más contundentes de la película fueron posibles por el trabajo experto del equipo de maquillaje y peinado, probando que el talento para hacer cine en México es tan alto como en cualquier otra parte del mundo, y en realidad solo se trata de tener buenas historias y alguien que confíe en ellas para levantar proyectos que, como Roma, vuelen alto en los más prestigiosos festivales de cine del mundo y se mantengan en la boca de críticos y público por días.

Alfonso Cuarón ya probó que puede hacer gran cine, ya eso quedó clarísimo, ahora le toca a este país probar que no es una anomalía cósmica ni una inusual cuestión de suerte, que el talento que se cosecha en México es real y Cuarón no es uno en un millón, porque si lo que se busca es proyectar buen cine aquí y en el mundo, entonces hay que poner empeño en hacer, precisamente, buen cine.

 

 

 

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