Soul, La Vida Que Comienza Y La Vida Que Termina

Una interrogante compleja y necesaria la que Pixar nos ha traído con su nueva película animada: Soul. Un largometraje que sintetiza la importancia de vivir y la convierte en una historia profundamente hermosa para todas las interpretaciones. Una película animada que propone un delicado, sensible y poderoso viaje a la construcción propia del espíritu.

Nadie sabe qué hay después de la muerte o qué hubo antes de la vida, solo podemos imaginar al respecto y vaya que los cineastas Peter Docker y Kemp Powers, quienes también trabajaron en el guion junto a Mike Jones, han hecho un trabajo magnífico elaborando una propuesta narrativa y visual al respecto.

La historia sigue a Joe Gardner (Jamie Fox), un profesor de música que siempre ha soñado con tener éxito en el mundo del jazz. Un día, finalmente consigue tener una audición para tocar en la banda de una leyenda del jazz que él tanto admira. Todo parece ir bien, hasta que de repente, camino a casa, Joe cae por una alcantarilla y despierta en otra dimensión. En vez de aceptar lo que ha pasado, este músico escapa de ese destino y llega a The Great Before: un lugar donde las almas se forman y adquieren personalidad.

La película divide su historia en la estructura tradicional de los tres actos: la presentación del personaje (planteamiento), el viaje del que emanan los conflictos (nudo), y la resolución (desenlace). Pero para apreciar a Soul correctamente, no debemos fragmentarla y exprimir impactos de lugares donde no vamos a encontrar ninguno; su valor está en el mundo que exquisitamente los animadores nos han preparado para que nos dejemos llevar por ese sentido filosófico de la vida que sus cineastas plantean: el gran antes o el gran después, la vida que inicia y la vida que termina.

La existencia se descompone en esta película de una forma acertada, en los ojos de un personaje con el que todos y todas nos podemos identificar, no porque estemos destinados a ser músicos de jazz, sino porque también hemos tenido sueños y al mismo tiempo hemos deseado una oportunidad para lograrlos. Podemos conectar con las emociones y las decisiones que toma el protagonista; efectos que traspasan la pantalla y se materializan en los pensamientos: el ser, el no ser, la existencia, la vida, el alma, el cuerpo…y finalmente: el propósito. Las abstracciones y la conceptualización son amigables, una película hecha simultáneamente tanto para un público mayor, como para uno que comparte una mirada inocente de lo que le rodea por fuera y lo que siente por dentro.

Esta película es consciente que el mundo no trata bien a los soñadores, pero también nos advierte que si dejamos que esa fuerza negativa nos  golpee una y otra vez, minuto a minuto, momento a momento, suspiro a suspiro, nuestras almas serán errantes en un campo vacío, abrazando el lamento como si fuera la única energía a su alrededor. Soul nos despierta de esa pesadilla y nos da un empujón de regreso al mundo. No importa si no funciona, no importa si seguimos tristes (porque tenemos permitido estarlo si nada funciona), no importa si otros lo logran y desde la individualidad nos sentimos como fracasados; lo volveremos a intentar al día siguiente, porque eso es tener un alma: intentarlo…Vivir.