Producción: Stranger Things, Tercer Temporada
Año: 2019
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta temporada:

Continúa bajo la misma línea de anteriores

Empieza a lidiar con el crecimiento de sus protagonistas

Tiene un mayor despliegue de efectos especiales

Le cuesta apartarse de las premisas de sus precedentes

En cualquier momento pide un recambio

 

   

 

La originalidad no es una de esas cosas que se encuentren colgando de los árboles. Especialmente hoy en día que vivimos en un volver al futuro en las marquesinas de los cines, donde las grandes películas de hoy llevan los mismos nombres que las grandes películas de hace treinta y pico años. Stranger Things, es sabido, estudiado y aceptado, es una producción que asume su papel entero de refrito nostálgico, posiblemente salvándose de una crítica más dura debido al factor homenaje. Pero también cabe reconocerle a la producción que ha sabido aportar algo al entretenimiento para el hogar; no por nada Stranger Things se volvió en 2019, según Netflix, en la serie más vista de la plataforma.

En realidad no hay mucho más que decir de la serie que no se haya dicho en temporadas anteriores. La premisa es la misma: un ente sobrenatural, engrandecido por una operación oscura de un gobierno, amenaza el bienestar de un pueblo 100% norteamericano (en nuestro caso todavía es Hawkings), y le tocará a nuestra pandilla de preadolescentes lidiar con este mal. Entre todo esto menjurje, se le agregan una lista de nuestras canciones favoritos de la niñez (o de los ochenta si nacieron en los noventa), referencias cinematográficas de la época (que al respecto hay que reconocer que esta vez sí la sacaron del parque al incluir al mismísimo Terminator), mucho efecto especial (más que nunca para esta serie) y comedia buena onda para toda la familia.

Listo, eso es Stranger Things; funciona y agrada.

La formulita, parece, durará lo suficiente para ver a sus protagonistas envejecer más allá de sus personajes. Lo que deben ser un par de temporadas más como máximo. Daría gusto ver a la historia acercarse hacia algún tipo de gran desenlace, y no repetir el mismo ciclo una y otra vez. Si andamos en épocas de complacencias, ¿por qué no explorar más el origen de Eleven y otros niños similares a ella?, como se coqueteó en la segunda temporada. El tiempo lo dirá.

Por lo pronto, que viva el entretenimiento de verano que nos obsequió Steven Spielberg hace medio siglo.

 

 

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