Producción: Stranger Things
Año: 2016
Plataforma: Netflix
En 5 líneas esta serie:
Es de ciencia ficción, horror y suspenso
Está llena de referencias al cine y cultura pop de los ochenta
Tiene buen elenco
No supera al material en el que se basa
Podría funcionar como un solo largometraje
¿Qué tienen en común Steven Spielberg, John Carpenter, Wes Craven, George Lucas y Ridley Scott? Pues que además de compartir época y estilo cinematográfico, todos encuentran un nostálgico homenaje en el nuevo éxito de Netflix, Stranger Things. Y es que desde finales de los setenta este grupo de virtuosos del cine de horror, ciencia ficción y fantasía superaron en popularidad y calidad a su corriente predecesora: la serie b.
Stranger Things, protagonizada entre otros por Wynona Ryder, recrea lo mejor de películas como E.T., Stand by Me, Alien, A Nightmare on Elm Street, The Goonies y otras de la época. La historia se centra en un grupo de amigos nerds, quienes gozan de todos los clichés de la época y viven en un tranquilo pueblo norteamericano. Pero aquella comunidad modelo de pronto es sacudida por la desaparición de uno de estos preadolescentes. La búsqueda de Will Byers será el motivo para que niños, jóvenes y adultos descubran una verdad siniestra a la que deberán enfrentarse. Por fortuna, la desaparición de Will es compensada con la aparición de Eleven, una extraña niña (de la edad) con mutismo selectivo y cabeza rapada. “El” tiene poderes telepáticos y es la mejor reencarnación de Carrie desde su versión original.
La serie nos lleva en un viaje que oscila entre la ciencia ficción, el horror y el suspenso de manera trepidante y atractiva, y engancha por su misterio, estilo y banda sonora. Del casting destacan Millie Bobby Brown, quien interpreta a El, y Finn Wolfhard, quien interpreta a Mike Wheeler, protagónico de los cuatro amigos y el más cercano a El. Muchos elementos del cine fantástico de la época convergen: niños o adolescentes protagonistas, la inocencia de época, la reivindicación de la figura del geek y los entes paranormales. Ahora bien: el soundtrack, la historia y las referencias a la cultura pop son interesantes, pero cabe preguntar, ¿si todo eso ya se ha visto desde hace 30 años, por qué deberíamos volverlo a ver? Es claro que esta generación vive enganchada a la nostalgia y para prueba basta voltear a ver algunos aspectos de la cultura popular de hoy en día, la cual continúa reciclando décadas pasadas. La serie es de calidad pero queda corta dentro de su propuesta. Valdría la pena preguntarse si el grandísimo homenaje era necesario, y de paso preguntarse cuáles son los valores a los que los medios audiovisuales aluden en esta época. En una de esas preguntarse si los ocho capítulos podrían encontrar un lugar más apropiado en un largometraje que funcione de cabo a rabo.
La serie deja finales abiertos, pero Netflix no ha anunciado la segunda temporada, por lo que hay que asumir que las respuestas tardarán en ver la luz. Sin embargo, la serie es indiscutiblemente un éxito, y posiblemente se deba a que le entrega a toda una generación una aglomerado de recuerdos, y a una nueva generación un resumen de todo lo que se perdieron.