Producción: Succession, Segunda Temporada
Creador: Jesse Armstrong
Año: 2019
Plataforma: HBO

 

En 5 líneas esta temporada: 

Continua con la batalla interna de la familia Roy

Las ambigüedades están más presentes que nunca

Sigue teniendo ese distintivo sello de comedia

Divide mejor su tiempo entre los personajes

Nos deja esperando la tercera temporada

 

  

 

Hace un año mencionábamos que Succession nos hacía recordar a Game of Thrones sin dragones. Y bueno, ante la espantosa debacle de la otrora gran serie en sus últimas dos temporadas, y la estrella ascendente de Succession en su segunda temporada, no hace preguntarnos en verdad cuál es la que rifa en cuanto a intrigas por el trono se refiere.

La segunda temporada de la serie continúa con la lucha por el trono de una de las corporaciones más poderosas de los Estados Unidos (la fusión ficticia entre News Corporation y Disney); una lucha que si bien es cruenta, no deja de ser entre hermanos que se quieren y tampoco es que puedan ser tan malos entre ellos. La lucha pareciera más bien ser psicológica, contra el ego de su padre, el fundador del imperio y al parecer un rey loco que está decidido a dejar la silla con los pies por delante (Brian Cox).

Mientras la primera temporada trató sobre el intento fallido del hijo mayor, Kendall (Jeremy Strong), de hacerse con la dirección de la empresa, la segunda temporada nos toca ver más bien a la familia unida para detener un intento de adquisición de un enemigo externo. Esta defensa llevará a la familia a sortear todo tipo de estrategias, sin poder encontrar alguna que los lleve a puerto.

La fortaleza de Succession sigue siendo su simplicidad, es decir, la sutileza con la que nos hace reir, ya sea a través de las puntadas de Roman (Kieran Culkin), la comedia involuntaria de el primo Gregg o el hermano Connor, o nuestro amodio por el pobre bobo Tom y la cruela Shiv (Sarah Snook). Por otro lado, no dejamos de un lado la crítica que hace la serie al capitalismo americano, en la cual se nos muestra a una familia que básicamente vendría siendo la realeza de aquél país, y su visión al estilo de Maria Antonieta de los súbditos que son el ciudadano común. Esta crítica no pretende demonizar el dinero o a las corporaciones, sino más bien señalar que el carácter humano es igual de frágil tanto en la pobreza como en la riqueza, y que ninguno está mejor equipado para enfrentar los obstáculos cotidianos que nos tira por delante la vida. De ahí que mucho del drama que vemos en pantalla se nos haga cercano, a pesar de la enorme distancia que hay entre nuestras vidas y la de los Roy. Más aún, pareciera ser que la historia sugiere que el dinero nos convierte en entes ridículos e ingenuos, poco preparados para lidiar con la realidad.

Succession tiene un guion bastante complicado, tal vez sin entrar en complicaciones técnicas como otras series de finanzas o política, pero sí entre los distintos movimientos de ajedrez que hacen algunos de los personajes. Lo mejor de la serie es que parece no importarnos al final quién se va a quedar con la compañía, a estas alturas si tuviéramos que apostar, diríamos que el final que se avecina es uno donde ninguno queda feliz pero todos quedan contentos, porque aquí el punto no parece ser el destino final, sino el recorrido hasta llegar ahí, uno bastante divertido.

 

 

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