Producción: Suspiria
Dirección: Luca Guadagnino
Año: 2018
Plataforma:Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es de terror y suspenso

Es una nueva versión del clásico de Dario Argento

Es una versión con identidad y estilo propio

Nos regala a Tilda Swinton interpretando a tres personajes

Se puede sentir un poco lenta

 

 

 

Susie (Dakota Johnson) es una joven bailarina que se traslada a Berlín, Alemania, para estudiar en la academia de una de las mejores compañías de baile. Su llegada coincide con la desaparición de una de las estudiantes, Pat (Chloë Grace Moretz). En la academia se hará amiga de Sara (Mia Goth), quien empezará a sospechar de las docentes por los misteriosos sucesos que involucran la desaparición de las estudiantes. Hasta aquí supondríamos que esta nueva Suspiria es una copia del clásico giallo de Dario Argento, pero Guadagnino (quien hace un año presentaba la muy diferente Call Me by Your Name) no quiere eso, se aleja totalmente de la película setentera para hacer su propia versión de la historia.

Para nada podríamos considerar a esta nueva Suspira un remake. Ambientada, al igual que el lanzamiento de la primera, en 1977, Guadagnino y su guionista David Kajgnaich aprovechan el contexto del otoño alemán durante ese año, cuando Alemania entra en crisis por los hechos que involucraban a la Facción del Ejercito Rojo (RAF, por sus siglas en alemán), para profundizar en los misterios y personajes. Uno de ellos es el arco del antiguo psiquiatra de Pat, el Dr. Josef Klemperer (Tilda Swinton bajo la personificación del personaje), un anciano hombre que aún vive las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial por la desaparición de su esposa Anke Meir (Jessica Harper, Susie en la original Suspiria, en un cameo).

Susie es el punto de partida, sin embargo, a diferencia de la cinta de Argento, ella no es la protagonista. En este sentido, la función del Dr. Klemper es investigar al personal docente de la escuela debido a las declaraciones de su paciente desaparecida acerca de que la Academia de Baile Markos es en realidad un coven o un aquelarre de brujas. Kempler, de manera escéptica, cree que se trata más bien de una organización criminal o política, por lo que advierte a quien era amiga de Pat, Sara, cuya confesión y sucesos la harán investigar.

En la original Suspiria, el secreto se va develando poco a poco, manteniendo de esta forma el misterio escondido. Guadagnino y su guionista están conscientes que el impacto no iba a ser el mismo (en el caso de que hayamos visto el clásico de Argento), ya no se trata de la revelación del secreto sino de profundizar en él. La película está dividida en seis capítulos y un epílogo, y desde los primeros sabemos que algo anda mal. El coven tiene un mayor peso en esta nueva versión: vemos la lucha de poder de las brujas, sus interacciones y su influencia con el mundo exterior.

Si bien, como mencionamos, Susie no es la protagonista, pero sí es la clave que une todo. El personaje se limita a ser una ambiciosa chica que se vuelve la protegida de Madame Blanc (Tilda Swinton, en el único papel sin personificación de los tres que interpreta) en una película que ya toma su propio rumbo. El estilo característico de Argento en Suspiria (1977) no se ve aquí reflejado hasta el demencial clímax: un sangriento y pesadillesco ritual que muestra a la Madre Suspiriorum (también Tilda Swinton) y la lucha de poder de las brujas en su sentido más explícito, donde Susie tendrá un rol fundamental

La mayor parte de la película muestra colores apagados, cambiando ese ambiente onírico saturado de colores por una sombría y densa pesadilla que explota en el ya mencionado clímax. De igual manera, Guadagnino le da bastante valor a las secuencias de baile, algo que no pasaba en la cinta de Argento, con una banda sonora que opta por la melancólica música hecha por Thom Yorke, en vez del intenso rock progresivo de Goblin.

El mayor acierto de Guadagnino y compañía es justo darle una identidad propia a la película. El homenaje a Argento y Suspiria (1977) esta ahí, sin embargo, el hecho de hacer una nueva versión de un clásico en vez de revivirlo nomás porque sí, tiene mayor mérito. De estilos e intereses temáticos diferentes, las dos Suspiria (1977 y 2018) no se piden nada la una a la otra. Cada quién tendrá su favorita y, por supuesto, eso dividirá opiniones.

 

 

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