Producción: Taxi Teherán
Director: Jafar Panahi
Año: 2015
Plataforma: Cartelera

 

En cinco líneas esta película:

Es documental y ficción

Es una acertada y sutil crítica social

Muestra una cámara que existe para sus personajes

Desafía una prohibición a su director para hacer cine

Presenta lucidez en lo cotidiano

 

   

 

Gracias a las restricciones impuestas por el régimen islámico de Irán, el director Jafar Panahi hace desplante de su capacidad creativa al presentarnos una aproximación a las formas de vida de la capital iraní desde los límites de un taxi. Panahi avanza por las calles de Teherán haciendo de chofer, mientras escucha los testimonios de sus pasajeros, que más que relatos individuales de vida, son una descripción de las condiciones sociales de la ciudad impuestas por el gobierno.

Motivado por la impresión que otorga el acercamiento documental a la realidad, Panahi captura a sus personajes mediante cámaras montadas dentro del taxi. De este modo el director captura momentos lúcidos ocurridos en lo cotidiano, mientras se adopta una objetividad en la que surge la interrogante de si lo que vemos es real o ficticio. La cámara logra un juego entre lo visible y no visible, encontrado en el fuera de cuadro, que delata a la realidad social por medio de las ventanas del auto. Este punto de vista único concede transparencia al discurso, lo cual es evidenciado por la interacción de los personajes con la cámara. La mezcla de documental y ficción, alimentada de toques de extrañamiento, le brindan al espectador una mirada contemplativa en tiempo real. De la misma forma, la música en conjunto con los sonidos del exterior consiguen un quiebre entre lo íntimo y lo aparente.

A lo largo de la película se nos presentan personajes que dominan el cuadro, consiguiendo que el público conecte con cada historia, pero el ancla del relato siempre es la historia personal de Panahi. El activismo político del creador le costó una pena corporal de seis años, la cual no has sido ejecutada, y una prohibición por 20 años de hacer cine. Dicho impedimento en lugar de frenar la labor cinematográfica del director solo ha logrado enriquecerla. Naturalmente Panahi coloca a la política en el centro de discusión, y evidencia, por medios a veces cómicos, acompañados de un “realismo sórdido”, la crudeza de la realidad sociopolítica en la vida diaria de Teherán.

Utilizando diversos elementos, Taxi Teherán demuestra la efectividad del placer encontrado en la comedia para la transmisión de un mensaje, alcanzando la interacción de los espectadores con el discurso frente a la censura. El aclamado director honra las intenciones de quienes desafían las reglas impuestas por su país en cuanto a las temáticas, presentándolas en una relación estable entre intención y técnica.

 

 

 

 

 

 

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