Producción: The Boys
Año: 2019
Plataforma: Amazon Prime Video

 

En 5 líneas esta serie:

Es de superhéroes

Tiene un fuerte elemento de comentario social

Nos regala un fabuloso villano

Es buen humor negro

Sigue estando repleta de testosterona

 

   

 

Mucho se ha hablado de la fatiga que puede haber con el cine de superhéroes, después de una década dominada por Marvel (Disney) y su fórmula homogénea perfectamente discernible a lo largo de veintitrés películas. Y bueno, ante la insistencia de dicha maquinaria de no detenerse, quizá la solución al problema debe venir de otro lado, y tal vez es la misma cultura popular la que tiene que ir haciéndole señas al MCU que ya estamos hartos.

De ahí la aparición de la serie The Boys, una producción de Amazon Prime abanderada por nada más y nada menos que Seth Rogen y Evan Goldberg (y un tal Eric Kripke). La serie está adaptada del cómic del mismo nombre y cuenta de un universo donde los superhéroes son un producto corporativo con los mismo vicios que cualquier otro producto corporativo. Casi como si Disney tuviera bajo su propiedad a sus superhéroes de la vida real.

La serie tiene toques de humor negro bastante buenos y sádicos, pero también es una historia llena de crítica, que se mete en temas actuales como el acoso a la mujer, la industria armamenticia en Norteamérica y el fanatismo de la derecha de aquél país. La serie, casi de una forma meta, nos trata de decir que este mundo como tal no está preparados para los superhéroes, y que de existir ellos, no se alejarían de su versión actual fuera de la pantalla grande: un producto para las masas el cual esta diseñado para obtener la mayor utilidad posible.

El cinismo de The Boys para con los superhéroes es un contraste necesario ante los últimos diez años del MCU, donde se nos ha presentado un mundo de superhéroes lleno de ideales inocentes apartados del verdadero mercantilismo que representan. La serie va más allá del tono oscuro de The Watchmen o los otros intentos de su director Zack Snyder, es más bien a base de conductas frustrantes y tóxicas de sus personajes que nos hace querer despertar de un letargo en el cual solo ha existido una visión de las cosas.

La serie encuentra en su gran villano, Homelander (una dura crítica al nacionalismo de derecha norteamericano), a su gran estandarte. Homelander es tan invencible como Superman, solo que este está fuera de control: es un misógino consagrado, entrenado en el arte de las apariencias y además es un ministro cristiano, es decir, es versado en la manipulación de las masas. Ya lo hemos dicho antes aquí, no hay mejor villano que al que no se le puede ganar con fuerza bruta, y hasta el sexto episodio de la serie (la totalidad de la primera temporada) no hay forma aparente de vencerlo.

The Boys llegó para quedarse, después de varios intentos de Amazon con este tipo de historias (The Tick fracasó miserablemente y Good Omens al parecer pasó desapercibida) y francamente es una propuesta necesaria en estos momentos.

 

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