Producción: The Get Down
Creador: Baz Luhrman
Año: 2017
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Es la segunda parte de la primera temporada

Continua con buena fotografía y soundtrack de época

Está mejor consolidada musicalmente

No cumple con el drama prometido en la primera parte

Parece no concluir en favor de una segunda temporada

 

  

 

The Get Down ha vuelto. Avísenle a sus compañeros, parientes, pareja, vecinos, taxistas, gente caminando al lado de ustedes y todo el que se les ocurra… porque Netflix definitivamente no lo hará. En la plataforma hay series que te llueven con publicidad, más con las malas que las buenas (te estoy hablando a ti Ingobernable), veo anuncios por todos lados de 13 Reasons Why, de Club de Cuervos, incluso aún se pueden ver de Stranger Things; haciendo cualquier cosa para que la quieras ver y saber qué chingados quieren venderte. Pero no todo es hype, también están los perritos tuertos, los que la gente no pela porque no son de pedigree (y que a veces tienen más amor que un perro mamón de una granja en Cuernavaca.)

Eso es Lovesick, eso es The OA, eso es Flaked y, tristemente, mi perrito chihuahua con media cola, tumores y un muñón feliz: The Get Down.

Ahora, yo entiendo a los que no les late la música disco, el hip-hop, las series de época, la cultura negra de Nueva York, las historias de amor y demás, pero esa raza no estará leyendo esta crítica entonces que se jodan. Para los desidiosos que no saben si empezarla porque les quitará tiempo, porque no se las han recomendado o cualquier otra cosa les digo esto: “Güeeey tienen que verla no mameees, te prometo mil que terminarás queriendo ser un Get Down Brother alv” y así.

Para ustedes que no la han visto, aquí les va suavecito y desde el inicio: Aunque digan que los episodios que acaban de salir es la segunda parte, en realidad sigue siendo la primera temporada. La historia empezó con Zeke, un chavo de prepa que está a punto de salir y no sabe qué hacer con su vida, está enamorado de una morra desde que tiene memoria y más que nada, no se encuentra en el mundo. Por azares del destino conoce a Shaolin Fantastic, un DJ callejero que busca a su wordsman (un rapero, básicamente) para poder ser parte del movimiento get down. Durante diez episodios (totales) vemos cómo el duo asciende en un mundo complicado, lleno de drogas, violencia, corrupción, amor, sexo, desamor, adolescencia, en fin, un dramononón de los chidos, bien dirigido (wey, hasta el hijo de Will Smith actúa bien), con buena fotografía, música pocamadre y una reconstrucción chida de Nueva York a finales de los setenta. Si neta no la has visto, date un tiempecito pa’ verla; además ya está confirmada la segunda temporada.

The Get Down segunda parte tiene la mejor fotografía de las dos (por introducir más clubes nocturnos además del Les Inferno), tiene mejor música gracias a que los get down brothers ya llevan varios toquines, pero, le falla un tanto la historia, a comparación de la primera parte. Me hicieron el spoiler antes de empezar la segunda parte diciéndome que no había final trágico (gracias, Santi), y la neta si hace falta. ¿Cómo no esperar que algún get down brother muera? ¿O una separación más fuerte entre Zeke y Shaolin? ¿O hacer algo menos chusco que me pudiera hacer creer que Cadillac decidió dejar de ser maloso de la pinche nada? Seguro lo guardan para otra temporada, pero carnal, ahorita se siente incompleto. En fin, es mi única queja, sigo queriendo ser Zeke y poder rimar así de chido, con Mylene a mi lado. Y cuando todos los reinos le mientan la madre a Cadillac estuvo súper Ricardo.

Crucemos los dedos por la segunda temporada mis hermanos. Esto no se acaba hasta que se acaba.

 

 

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