Producción: The Handmaid’s Tale, Tercera Temporada
Año: 2019
Plataforma: Hulu

 

En 5 líneas esta temporada:

Tarda en empezar a mover su historia

Por momentso parece estancada en la tortura al televidente

Tiene un desenlace que nos hace volver a creer

Sigue teniendo en su protagónico a lo mejor de la serie

Nos hace rogar por una cuarta –y final– temporada

 

  

 

Nuestra serie de tortura porn favorita, aquella que nos hace preguntarnos una y otra vez por qué carajo la vemos, llegó al final de su tercera temporada. Y vaya que los momentos agridulces estuvieron presentes a lo largo de toda la temporada, pero también en la calidad de sus capítulos.

La historia de June (la siempre perfecta Elisabeth Moss) retoma el hilo justo después de que libera a su hija recién nacida y la manda a Canadá, y ella es mandada a vivir con el enigmático comandante Lawrence. Y bueno, a lo largo de los primeros diez capítulos la historia se mueve poco o nada desde este punto: Aprendemos que el Comandante es uno de los arquitectos más prominentes de Gilead, y que no tanto su culpa, sino la de su esposa, es lo que lo mueve a trabajar –a veces– en favor de la libertad; en el capítulo más destacado de la temporada que no está entre los últimos tres, conocemos la historia de origen de la Tía Lydia, y es tan patética y difícil de ver como se esperaba; por ahí conocemos un poco más de la estructura de poder de Gilead, sin realmente saber quién gobierna o qué hay fuera de las dos ciudades que nos muestran; y, párenle de contar. The Handmaid’s Tale sigue más preocupada que nada por describirnos su universo, tratando de convencernos que estamos en presencia del Holocausto Misógino, y que en verdad debemos sentirnos mal por sus personajes y por cualquier comparación con la vida real que sea mera coincidencia.

Sí, Hulu, ya lo sabemos, es la tercera temporada.

A partir del décimo o decimoprimer episodio es que la historia comienza a moverse hacia algún lugar que nos interese, y no es específicamente el fan service, sigo alguna historia que nos quieran contar, la que sea.

Finalmente llegan las aventuras de la resistencia que se nos había prometido antes de que iniciara la temporada, aunque al parecer no es una resistencia a la Star Wars o a la cyberpunk, sino es más bien nuestra querida June, quien poco a poco va breaking bad, buscando la manera más artera de vengarse de sus captores y al mismo tiempo hacer algo por sus colegas. Lo único malo en todo esto es que ella no tuvo agencia alguna sobre el desenlace de los Waterfords, de quienes al parecer no hemos terminado de ver sufrir. Gracias fan service.

El último capítulo, en el cual se lleva a cabo el gran plan de la resistencia, es sin duda el mejor de toda la serie. En ese vemos a June convertirse en una heroína del folklore del Holocausto Misógino, una Harriet Tubman de la lucha por la causa femenina en contra de Gilead. El arco de June en este paraje es uno que nos enseña a una persona que tiene que luchar contra sí misma para no perder la cordura, hacer uso del poder de su ego sin caer en las trampas del poder y contemplar el sacrificio como la única vía posible para el éxito. Un personaje que tal vez hemos visto en Hollywood un millón de veces, solo que este es uno que se asemeja a una persona real orillada a convertirse en héroe, y no al revés.

El resultado de este arco es un desenlace con el cual es difícil contener las lágrimas, por momentos tal vez porque nos ha costado tanto chutarnos esta serie, que estos momentos de melodrama se vuelven más poderosos aún. ¿Alguna vez se han quedado en la banda del equipaje en el aeropuerto esperando a que salga su maleta, y con cada equipaje que sale que no es el suyo se angustian un poquito más? Imagínense este proceso pero esperando a que sea su hija a la que secuestró un estado tirando la que esperan ver bajar de un avión. En verdad que el personaje de Luke cada vez es más esencial para esta historia, una que se ha decantado casi en exclusiva por el de la visión de la mujer.

The Handmaid’s Tale, alguna vez lo dijimos, es una serie que daba para tres temporada dada la dinámica que había escogido con su televidente. Ahí vamos para la cuarta. ¿Cuántas temporadas más podremos aguantar de tortura en silencio y un escaparate en el capítulo final? Ni una más. Esta serie tiene que mostrar una nueva cara en su siguiente temporada o bien concluir por las buenas.

 

 

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