Producción: The Haunting of Hill House
Dirección: Mike Flanagan
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Es un drama familiar en forma de historia de terror

Es una adaptación del clásico de Shirley Jackson

Su estructura está pensada como un rompecabezas para el espectador

Tiene momentos con destellos de grandeza

No abusa de los jump scares

 

 

 

El actual hype de Netflix es más que merecido: The Haunting of Hill House va más allá que solo una serie de terror. Mike Flanagan, director de las destacadas Oculus (2013), La Ouija 2: El Origen del Mal (2016) y Gerald’s Game (2017), se introduce por primera vez a las series televisivas con la tercera adaptación del clásico de 1959 de Shirley Jackson. Anteriormente, la novela homónima había sido adaptada al cine por el prolífico Robert Wise, The Haunting (1963), y de manera menos afortunada, por Jan de Bont en 1999. Flanagan, ahora, realiza una digna versión con su característico estilo.

The Haunting of Hill House plantea un interesante drama familiar en forma de historia de terror, con una estructura segmentada que intercala el tiempo presente con el pasado. Si conoce la filmografía de Flanagan, se dará cuenta que suele explorar los vínculos familiares para darle un mayor peso a la parte terrorífica: En la adaptación a Gerald’s Game de Stephen King, vemos que los flashback hacia la niñez de la protagonista tienen un gran peso para sostener una película de cien minutos sobre una mujer que accidentalmente queda esposada a una cama sin nadie para ayudarla. La referencia más clara, sin embargo, viene de su segundo largometraje Oculus, tanto en fondo como en forma. Aquella película establecía la lucha de dos hermanos contra un objeto sobrenatural que los había marcado en su infancia, a través de una intrincada trama entre pasado y presente. Flanagan retoma esta premisa para crear su propia interpretación de la novela de Jackson, con cinco hermanos afrontando sus demonios internos derivados de su estancia en la casa del título.

Una de las principales diferencias con la novela, es que se prescinde del narrador omnipresente, los breves pasajes que se retoman del libro son contados por Steve (Michiel Huisman de adulto y Paxton Singleton de niño ), el mayor de estos hermanos y el personaje por el cual nos introducimos a la familia Craine, ya que desde el principio conocemos que ha escrito un bestseller relatando las experiencias sobrenaturales de su infancia y cuyo nombre es precisamente The Haunting of Hill House. Esto no cae bien para el resto de la familia, en especial para su hermana Shirley (Elizabeth Reaser de adulta y Lulu Wilson de niña), una disciplinada mujer un poco menor que Steve y quien maneja una casa funeraria junto a su esposo; ella es la única con una familia estable de todos los hermanos, aunque pareciese más por capricho que por voluntad.

Theo (Kate Siegel de adulta y Mckenna Grace de niña) es la hermana de en medio, una psicóloga infantil de actitud hermética que posee ciertas habilidades para conocer las emociones de las personas. Por último, están los hermanos menores, los gemelos Nell (Victoria Pedretti de adulta y Violet McGraw de niña) y Luke (Oliver Jackson-Cohen de adulto y Julian Hilliard de niño), quienes también son los más jodidos (la primera sufre de parálisis del sueño y lapsos depresivos, el otro de una severa adicción).

La serie de diez episodios se desarrolla alrededor de los conflictos internos y externos de los personajes principales, entre los que también se incluyen los padres, Hugh (Timotty Hutton y Henry Thomas de joven) y Olivia (Carla Gugino). Pese a la gran cantidad de protagonistas, ninguno se siente menos importante y cada uno protagoniza su propio episodio. Los primeros cinco capítulos se enfocan en los hermanos, donde además de su experiencia vemos los mismos acontecimientos desde su personal punto de vista. Esta primera parte de la serie nos plantea el contexto general, mientras en los otros cinco episodios se empiezan a develar, poco a poco, las respuestas y situaciones clave con el sexto capítulo como punto de quiebre y como el mejor de toda la serie: Los cinco hermanos y el padre protagonizan por igual este episodio, en una serie de planos secuencia que alternan, a través de ingeniosas elipsis, el pasado y presente, y un espléndido uso de los espacios, los cuales se sienten claustrofóbicos, tensos y terroríficos por igual; una puerta cerrada o un rincón oscuro son otros terribles secretos por descubrir para cada personaje.

Si bien se plantea en gran medida un drama, los momentos de terror no se quedan atrás. Flanagan ejecuta de manera espléndida el ambiente y contexto para los jump scares, no abusa del recurso (como suele hacer comúnmente el cine de terror estadounidense, por ejemplo, The Nun) provocando que cada uno se sienta orgánico y terrorífico. Es cierto, estamos una vez más ante la trillada temática de la casa embrujada, pero es también clara la influencia a los clásicos de este subgénero, como la primera adaptación cinematográfica del libro de Jackson, The Haunting, y a The Changeling (1980) de Peter Medak, con fantasmas y sucesos sobrenaturales que sí tienen una justificada razón de ser: la mujer del cuello torcido y el hombre alto son ejemplos de ello.

Se habrá dado cuenta que poco describí la historia como tal, solo una pequeña descripción de los personajes. Esto porque The Hauntig of Hill House está pensado para ser una especie de rompecabezas que el espectador tiene que ir descifrando, ahí radica el principal atractivo y el lado pesadillezco de una de las mejores series de terror en los últimos años.

 

 

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