Producción: The Keepers
Director: Ryan White
Año: 2017
Plataforma: Netflix
En 5 líneas esta serie:
Es documental
Pone en evidencia a la iglesia católica
Hacen un buen trabajo explicando e ilustrando
Ofrece testimonios desgarradores
Por momentos se pierden entre tanta información
La iglesia católica ha sido evidenciada una y otra vez respecto a las prácticas pederastas, abusivas y perversas de sus sacerdotes. Y así mismo ha encontrado la manera de pixelear los dedos que la señalan.
En noviembre 1969, la hermana Catherine Cesnik desapareció bajo circunstancias sospechosas, y un par de meses más tarde su cuerpo apareció sin vida en las inmediaciones de un pequeño pueblo en Baltimore, Maryland. Aunque en un principio la historia parece estar únicamente enfocada en la muerte de Cathy, con el paso de la investigación la información comienza a apuntar hacia lugares más sombríos. Casi cincuenta años más tarde, un par de ex-alumnas del instituto del arzobispo Keough –y con ayuda de un grupo de Facebook– deciden indagar en el caso para darle justicia a una mujer que pretendía denunciar una serie de incontables violaciones y practicas de abuso sexual por parte del padre Joseph Maskell. The Keepers entonces nos va guiando por uno de los tantos casos que la iglesia ha tratado de esconder.
El caso causó tanta indignación que terminó por arraigarse durante generaciones. De alguna forma todos habían escuchado acerca del asesinato y todos tenían algo que decir. Esto permitió a Gemma Hoskins y Abbie Schaub tejer una red de colaboración a través de diversas herramientas digitales, entre antiguos investigadores, víctimas e informantes para construir un escenario tan claro como nunca antes
La dirección de la serie es excelente. Hay un balance perfecto entre presentar el caso –que por sí mismo es desagradable– y una narrativa por episodios. De tal manera que logra quitarse de encima todo el morbo que una historia así puede ocasionar, y nos mantiene auténticamente interesados. Las víctimas son puestas a cuadro de una manera respetuosa, pero al mismo tiempo valiente, mientras que sus testimonios dibujan al villano de esta historia como un ser genuinamente malvado, atroz y cruel.
La producción también merece una mención: las entrevistas, seguimientos y el material que logró recopilarse en ningún momento se siente sobrante. Mientras que las crestomatías están bien cuidadas, son sencillas pero funcionan para generar un ambiente de misticismo sesentero dentro y fuera del instituto.
The Keepers es pertinente, al sacar a la iglesia de su manto de impunidad y poner en evidencia que dentro de la sagrada institución han existido personas miserables, que a su vez han sido protegidas por una innumerable cantidad de trabas burocráticas, amiguismos e influencias que entorpecen cualquier búsqueda por demostrar la verdad y obtener justicia. Y en este sentido, el trabajo de las dos mujeres que emprendieron esta búsqueda es sobresaliente e inspirador.
Se destapó la cloaca y toda la pestilencia fue imposible de ocultar. Les deseo suerte lidiando con la impotencia, la tristeza y la frustración.