Producción: The Light Between the Oceans (La Luz Entre los Océanos)
Director: Derek Cianfrance
Año: 2016
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es una adaptación

Está muy bien actuada

Es carnada para Óscar

Se siente formulista

Falla al desarrollar su historia

 

 

 

The Light Between the Oceans es una adaptación de la novela homónima de M. L. Stedman, llevada a la gran pantalla por Derek Cianfrance, y nos cuenta sobre Tom, interpretado por Michael Fassbender, un veterano de la primera Guerra Mundial, e Isabel, interpretada por Alicia Vikander, una radiante joven, pero con el dolor fresco de haber perdido dos hermanos en la guerra. La pareja vive sola en una isla, donde Tom está a cargo del faro. Después de un par de abortos, la esperanza de Isabel por tener un hijo se desvanece, hasta que un día, una lancha con un hombre muerto y una bebé aparece en la costa. La pareja decide adoptar a la bebé, ocultando su procedencia. El gran conflicto se desata después de tres años, cuando conocen a la verdadera madre, interpretada por Rachel Weisz, y la pareja toma posiciones opuestas respecto a revelar la verdad de los hechos y el destino de la niña.

The Light Between the Oceans no oculta sus deseos de formar parte del subgénero de películas “oscareables”. Los elementos para contender están ahí: un par de grandes actores en la madurez de su carrera, encarnando a personajes atribulados, rodeados por un halo de desgracia, en medio de locaciones tan bellas como grandilocuentes; la fotografía es captada con calidez por un lente sensible, la banda sonora es melancólica, y como cimiento hay un argumento histórico rebosante en drama. La receta para el éxito ahí está, pero, ¿funciona?

El concepto “oscareable” es síntoma de los tiempos desmitificadores en los que vivimos. Es muy sencillo detectar los engranes de obras con un propósito artísticamente “elevado”. Esto no necesariamente indica que el truco ha dejado de ser efectivo, pero sí es una llamada de atención para que el mago encuentre nuevas formas de evitar que el público se sienta estafado. The Light Between the Oceans pertenece al grupo de películas de grandes pretensiones, que se esfuerza tanto en impresionar con la acumulación de elementos, que provoca lo opuesto, una vez que su transparencia expone la fórmula de siempre.

Sin duda la cinta tiene sus méritos: la cinematografía de Adam Arkapaw cumple sus funciones evocativas; Alexandre Desplat, siempre rentable, musicaliza el relato con delicadeza y elegancia; Fassbender, Vikander y Weisz se esmeran en sus papeles. Sin embargo, Cianfrance no mide sabiamente las porciones de cada ingrediente, empapando el relato de tanto sentimentalismo que la audiencia no tarda en desnudar las intenciones de trascendencia, topándose, debajo de la carcaza, con un argumento tan emotivo como artificioso. Debido a la evidente falta de sentido común en las decisiones de los protagonistas, que si bien, funcionan bajo las reglas impuestas por la naturaleza emocional del relato, no generan la empatía deseada, pues a estas alturas, el público ya no forma parte del acto de magia, sino que lo observa desde afuera, con ojos tan objetivos como fríos, y el resultado del truco es indiferente.

 

 

 

 

 

 

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