Producción: The Man in the High Castle
Creador: Frank Spotnitz
Año: 2016
Plataforma: Amazon Video
En 5 líneas esta serie:
Es de drama y suspenso
Tiene buenas actuaciones
Es un deleite de universo alterno
Maneja un suspenso sutil
La historia no supera la premisa
El pasado 14 de diciembre de 2016, de la manera menos ceremoniosa posible, Amazon puso disponible para el mercado mexicano su plataforma Prime Video. Para el tamaño de una compañía como esta y el poder que trae detrás de dicha plataforma, es asombroso que solo se encuentren noticias de este evento enterradas entre otras noticias. ¿Cuál es la razón? Sabrá dios (¿Bezos?). No obstante el tener disponible Amazon Video debe ser una razón de júbilo para una sección de los seriéfilos empedernidos (para aquella sección que no es adepta a la piratería). Y digo júbilo por la sencilla razón que existen al menos seis series de alto calibre que están inmediatamente a nuestra disposición. Calcule usted el tiempo que invertirá en terminar con esta lista. Su servilleta se fue directo a la gratificación inmediata: The Man in the High Castle. La plataforma tiene disponibles series con más valor social, que me harían sentir una mejor persona, o más materia gris, que me hubieran hecho llevarme la mano a la barbilla; pero un universo alterno donde los nazis ganaron la segunda guerra mundial y ocupan, junto con el imperio japonés, Estados Unidos, se escucha absolutamente morboso.
Ante una premisa tan grandilocuente hay que decirlo: la serie no decepciona ni por un momento, pero la premisa permanece como el centro de atención. Para muestra un botón: el montaje de introducción a cada capítulo es hechizante, y a uno le quedan ganas de verlo cada episodio; hay algo en esa canción de cuna cantada entre alemán e inglés, e imágenes de lábaros patrios norteamericanos llorando paracaidistas que nos sumerge en este universo alterno. La cosa es que ese nivel de drama no se trasmite en la narrativa. Pero pronto aprendemos que la serie no es de drama, sino de sutil suspenso y de constantes analogías y detalles provistos por este fascinante universo alterno. El negativo de la postguerra norteamericana de la década de los sesentas es espectacular, el diseño de producción traduce a la perfección los valores clásicos de la época (o al menos la percepción de los medios) si estos fueran pisoteados por la Alemania nazi o la influencia japonesa: la industria, el suburbio, la familia nuclear, la famosa freedom; el sueño americano sigue ahí, pero pintado de rojo.
La trama es todo lo que una historia de espías y de resistance debe ser: agentes llenos de esperanza cuando no la debe haber, sacrificio personal por el colectivo, espías y contra espías, juegos mentales; todos los elementos que los adeptos al género, y el público en general, esperan disfrutar de una historia de este tipo. Otro aspecto interesante es el claroscuro en los personajes: los buenos entre los malos, la familia del villano, lo bien que se adaptaría la sociedad blanca norteamericana a la vida nazi. La primera temporada se compone de tramas que parecen tener varios pequeños ciclos, que de alguna manera se van conectando para conformar una historia más grande, pero en esta primera entrega no recibimos ese golpe de poder narrativo que supere la impresión de ver al Estados Unidos de la postguerra, esa etapa donde surgió como la primera potencia mundial, ocupado por los nazis y los japoneses. Hacia el final de temporada se vislumbra, mediante elementos de surrealismo que no hubiéramos esperado, una tangente que esperemos nos introduzca a ese shock que tanto esperamos.
La segunda temporada ya está disponible, por lo que Amazon Video en este 2017 nos regala 20 horas de una grandiosa, casi perfecta distopia con espías. Esperemos que la historia finamente pueda superar a la premisa, y si no lo hace, pues creo que tampoco importa mucho.