Producción: The Punisher
Creador: Steve Lightfoot
Año: 2017
Plataforma: Netflix

 

En cinco líneas esta serie:

Es parte del universo The Defenders

Se sostiene por sí sola fuera de dicho universo

John Bernthal grita mucho

Es tediosa a ratos

Hay sangre de sobra

 

  

 

A partir de su aparición en Daredevil como antagonista y en miras de ampliar su oferta en televisión on-demand, el personaje más sanguinario de las estirpes marvelitas llega a Netflix.

The Punisher, el personaje, tiene tres largometrajes y es uno de los más reconocibles del catálogo Marvel, tanto que Chris Kyle, el francotirador estadounidense con más bajas registradas en la historia de la marina de los Estados Unidos, usó la calavera como símbolo de su pelotón. El famoso antagonista no tiene ninguna clase de poder, salvo la extraordinaria habilidad de usar armas de fuego, ergo matar gente; curiosamente, el hombre del cráneo blanco en el pecho resulta una de las propuestas más humanas de la experiencia Marvel en Netflix. ¿Por qué humana, Solís? El sujeto es un genocida andante. Porque Frank Castle se enfrenta constantemente con la venganza, la ira y la pérdida de seres queridos, aunque su manera de confrontarlo sea matando gente y enfrentarse a esas situaciones es más humano de lo que suena.

Frank Castle, el justiciero, vuelve a Nueva York a vivir después de una temporada de caza con el chaleco del cráneo blanco. La soledad y la culpa lo rodean, para olvidarlas golpea con un mazo paredes que no acaban en una construcción a las afueras de Manhattan. La agente Dinah Madani (Amber Rose Revah) investiga la muerte de su compañero en Kandahar mientras tiene que lidiar con sospechas de encubrimiento y el machismo constante de su jefe. Curtis (Jason R. Moore) tiene que lidiar con los veteranos de guerra que llegan a su grupo de ayuda, como Lewis (Daniel Webber) quien cree que es un rechazado social. Billy Russo (Ben Barnes), el hermano de armas de Frank, el yunque entre el gobierno y la anarquía, es un mercenario con traje de diez mil dólares y una sonrisa fácil. Micro (Ebon Moss-Bacharach), quien busca redimirse pero no lo puede hacer solo, necesita las habilidades de aquél que castiga pues quien le ha traicionó también ofendió a Frank. Finalmente está Karen Page (Deborah Ann Woll), la noticia detrás de casi todo lo que pasa en la ciudad, la pluma que relata la verdad de la prensa neoyorkina. La calavera buscará a sus víctimas o sus aliados.

Es interesante la porfía con la que Hollywood busca retratar a Frank Castle más allá de los tebeos. Primero fue Dolph Lundgren (The Punisher, 1989) y su interpretación de piedra. Luego Thomas Jane (2004) con una de las representaciones más odiadas del personaje, gracias a una terrible adaptación del trabajo de Garth Ennis en el personaje durante su estadía en Marvel. Posteriormente vino una nueva versión que ha resultado la mejor adaptación hasta el momento: Punisher: War Zone (Alexander, 2008) y la cual puede ser comparada con la voz gutural de John Bernthal, el cual a su vez es una representación ad hoc a la línea que maneja Marvel/Netflix.

El problema con la serie es el tiempo, parece que rellenan en vez de contar, es poca acción aunque contundente. Hay que destacar que busca lidiar con dos temas que tienen a Estados Unidos en un constante debate: la situación de los veteranos retirados y con estrés postraumático y la enmienda y la relación que hay entre ambas aristas.

The Punisher se tiene que ver como una serie que va por su propio camino, como Castle dice, no es bueno jugando en equipo. Requiere paciencia y gusto por el personaje quien, de ser una agente encubierto del FBI pasa a ser un marine retirado en esta iteración (los marines no mueren, se reagrupan en el infierno). Con pocos elementos del cómic, la serie tiene una cercanía más en el tono que en la forma con el espíritu original del personaje, sin embargo la serie es recomendable para seguir el hilo del universo Marvel/Netflix.

 

 

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