Producción: The Punisher, Segunda Temporada
Creador: Steve Lightfoot
Año: 2019
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta temporada:

Repite un gran protagónico e introduce buenos personajes

Tiene una alta dosis de violencia (la mayoría de las veces justificada)

Su trama llega a donde tiene que llegar

Funciona como cierre para el personaje

No hay salto de calidad respecto a sus predecesoras

 

 

 

La diferencia en la experiencia como aficionado entre la tercera temporada de Daredevil y esta segunda temporada de The Punisher radica en que ahora tenemos total certeza del futuro que les espera. En aquel entonces uno temía por el demonio del Hell’s Kitchen debido a la reciente cancelación de Iron Fist y Luke Cage. La metáfora que utilizamos fue la guillotina, viendo al gigante del streaming como un verdugo que sin compasión cortaba la cabeza de nuestros superhéroes sin nada que pudiéramos hacer. Sin embargo, ahora quizá podríamos pensarle como un Fat Tony: cruel pero justo. Así, las últimas dos entregas, Daredevil y ahora The Punisher, son cierres bastante dignos para los personajes.

La historia comienza con Pete Castiglione (el alias que adoptó nuestro protagonista) (Jon Bernthal) convertido en un viajero, que se ha detenido en algún bar de Michigan para escuchar buena música y beber algunas cervezas. La aparente paz de nuestro personaje se ve quebrantada una vez que aparece en la escena Rachell (Giorgia Whigham) una joven de dieciséis años que es perseguida. Pete entonces nota que la joven está en problemas e interfiere, despertando así al violento Frank Castle que hasta ahora había permanecido cautivo. La trama se desarrollará a través de dos frentes: por un lado Frank viéndose cada vez más involucrado en el problema de la chica, quien es perseguida por un asesino interpretado por Josh Stewart (haciendo un trabajo notable); a tiempo que se prepara el regreso de Billy Russo (Ben Barnes).

Con manual de narrativa en mano, nos han entregado una historia que sigue el camino que tiene que seguir: congruente en lo general, sin giros de tuerca inesperados pero no por eso menos entretenida, y con un final que no deja lugar a la duda de sí podría haber sido de otra manera. Otro gran acierto (que repite de su primera temporada) es su manera de abordar el PTSD, aunque en esta ocasión no funge como uno de los temas centrales, sí está presente en el desarrollo de la trama y en algunos diálogos que nos hacen empatizar con la situación. Aunque, donde radica el verdadero poder de The Punisher es en la violencia característica del personaje, las secuencias de pelea son abundantes y creativas, que para deleite del espectador se llevan a cabo en diferentes locaciones con diferentes armas.

Por esto mismo, por la brutalidad de los golpes, no nos explicamos cómo es que no hubo un mejor trabajo de maquillaje en el rostro de Billy Russo. Nos parece que era una gran oportunidad –finalmente desperdiciada– para mostrarnos una adaptación digna del villano Jigsaw, que nos llevó no solamente nos quedarnos con las ganas, sino que además terminamos sintiéndonos un tanto decepcionados.

De cualquier modo, y para finalizar, tenemos que reconocer que de alguna forma se siente que los showrunners están haciendo su chamba pensando en los fans y con mucho respeto para los personajes. Aunque ahora estamos convencidos de que en semanas siguiente el anuncio de la cancelación será oficial, y esperamos también que se aplique el mismo modus operandi con la tercera temporada de Jessica Jones, como fans no podemos hacer otra cosa sino agradecer.

Admitimos que es un poco triste despedirnos de nuestros héroes uno a uno, así que repetimos la plegaria y ojalá suceda una segunda temporada de Los Defensores como cierre para todo el universo. Ahí les dejamos la idea (otra vez).

 

 

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