Producción: The Square: La Farsa del Arte (The Square)
Director: Ruben Östlund
Año: 2017
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es una dramedia satírica
Está basada en experiencias reales del director
Es tan ridícula como es inteligente
La historia se cuenta por medio de viñetas
Es de conclusión abierta
Ruben Östlund es un director que no he logrado descifrar, aunque honestamente no tendría por qué, puesto que solo he visto los dos últimos largos de su filmografía. Dicho esto, es necesario que sepan que odié Force Majeure (2014) con todas mis fuerzas, pero amé cada detalle de The Square.
Esta historia gira en torno a las peripecias de Christian, el curador de un museo de arte moderno en Estocolmo; sus problemas comienzan con lo que cualquiera de nosotros podría toparse en un día normal de camino al trabajo, pero pronto irán volviéndose más y más grandes, como una bola de nieve convirtiéndose en una avalancha (referencia a Force Majeure y todo, ¿cómo no?). Cada una de las aventuras está contada –accidentalmente o no– a modo de viñeta, como si de piezas en exposición se tratara, y cada una es aún más disparatada que la anterior. Eso es lo que hace a The Square una de las cintas favoritas definitivas del año, es una sátira al arte moderno siendo ella misma una obra de arte moderno, lista para también ser satirizada. Échenle una pensada, verán que es cierto.
La construcción estética de toda la película gira en torno a la ostentosidad que uno toma por sentado cuando habla tanto de arte moderno como de cine de autor, un concepto que, muy a propósito, Östlund también trata con ironía en su obra. Desde una reinvención del Ave María de Gounod hasta las propias piezas exhibidas en el museo de Christian, todo sirve como una tremendamente inteligente burla a varios temas que tal vez nos tomamos muy en serio. Östlund transforma episodios de su propia vida y los lleva a la pantalla, pero esto solo funciona de la manera en que lo hace gracias al elenco, adecuado hasta la médula. Claes Bang es perfecto como Christian, un hombre absolutamente encantador, pero que peca de tomarse muy en serio a sí mismo; con él están Elisabeth Moss, Terry Notary y Christopher Læssø, interpretando a personajes brillantes pero tal vez poco utilizados (eventualmente la Academia le va a hacer caso a mis cartas y van a agregar la categoría de mejor casting, ya verán).
Con todo y todo, el desenlace de la película se me antoja un poco flojo, y es que luego de tanta extravagancia, uno se imaginaría un final igual de disparatado, cuando el guionista optó más bien por algo más al estilo de Little Miss Sunshine (Dayton, Faris, 2006): agridulce, pero tranquilo. ¿Funciona? Eso tendrán que juzgarlo ustedes.
The Square no es Force Majeure, y aunque no lo crean, mucha gente está decepcionada por eso. Hay quienes sencillamente detestaron esta película, y si alguna vez llegaron a leer la frase una ganadora de La Palma de Oro como ninguna otra, deben saber que no todos lo escribieron como un elogio. Es simple: The Square y Ruben Östlund vinieron a reírse de temas que muchos consideran imperturbables. De ustedes depende si se unen a la carcajada o no, o en otras palabras, si entran a la sala de cine con la intención de divertirse, es seguro que la van a pasar bien.