Producción: Tomb Raider
Dirección: Roar Uthaug
Año: 2017

 

Palataforma: Cartelera

En 5 líneas esta película:

Es una nueva adaptación del aclamado videojuego

Alicia Vikander la parte

Resalta por sus escenas de acción

Es la primera parte de la franquicia que se avecina

No deja de ser una película de acción convencional

 

   

 

Para hablar de esta nueva versión de Tomb Raider tenemos que hablar del título que cambió, en gran medida, la forma en que conocemos a Lara Croft.

Cuando Eidos, la compañía dueña de la propiedad intelectual que desarrollaba las entregas de Lara Croft (para los puristas, Crystal Dynamics, mejor simplifiquemos) fue absorbida por el gigante japonés de los videojuegos, Square Enix, cambió la dinámica del título: de ser un juego de aventuras, enigmas y disparos, se convirtió en uno de supervivencia, aventuras, sigilo y acción. Lara también cambió, incluso fisicamente, ya no tenía esa figura voluptuosa, sino una apariencia más natural. Otro juego surgió de esta versión: Rise of the Tomb Raider, con éxito modesto. Y entonces anunciaron una película. «Pero, Solís, ¿por qué importa el juego? Es una película, ¿sabes?» Porque la cinta retoma elementos de la nueva versión del juego (hartos) y porque uno de los créditos preponderantes en esta producción es para Square Enix.

Lara Croft (Alicia Vikander) sobrevive en la messlife londinense. Pese a lo ingrato del oficio, es una forma de olvidarse de la carga de su opulento apellido y la responsabilidad que conlleva. Sin embargo, el pasado le demanda responsabilidades, aunque también le ofrece una pista sobre la desaparición de su padre y de paso la oportunidad de encontrar la tumba de una hechicera oriental.

El gran problema de Tomb Raider es que no se puede desmarcar de su material original, dada la forma en que está escrita: una historia de acción que tiene que condensar demasiada información en poco tiempo y esto hace que el guión tenga que malabarear con los arcos narrativos, personajes improvisados y giros previsibles. Esto no necesariamente es malo si la audiencia sabe de qué va el primer título: la importancia del piolet, los barcos que se parten a la mitad o la práctica constante de la arquería. Para quienes estos tres ejemplos no tienen ningún sentido, entonces deben quedarse con la idea que es una película de acción protagonizada por una ganadora del Oscar y, en este apartado, es una decente película de acción y una de las mejores adaptaciones de un videojuego a la fecha (lo sentimos, Angelina: lo mejor de tu versión son tus pucheros y la música inspirada, porque hasta el acento inglés está mal adaptado).

Algo que no se puede negar, es que es tan divertido ver mujeres patear traseros que puede ser mejor que cualquier macho-alfa-mamá-dolores, Alicia Vikander ingresa a ese categoría y de buena manera. Walton Goggins, uno de los antagonistas, ha admitido que la habilidad física que Vikander exhibió en su interpretación es envidiable, además de confesar que nunca tendría una espalda tan bien trabajada como ella.

Esta no es la primera vez que Square Enix produce una película en occidente, ¿o es que nadie se acuerda de la primera película de Final Fantasy?; y de donde vinieron estos títulos hay más, por lo menos Final Fantasy: Advent Children. Este es un indicador de que la industria de los videojuegos no se da por vencido en lograr éxito en Hollywood; un abordaje hostil, ya que el rubro del entretenimiento electrónico ha superado, al menos en ganancias, al cine y probablemente en algunos años en técnica e incluso en forma.

 

 

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