Ustedes nos dirán, pero aquí en Bollo Negro creemos que hay pocas cosas tan efectivas como el cine de terror mexicano. Hay algo en la fascinación por deformar la religión (tan preponderante en nuestro país) y el sentir el miedo en nuestro propio idioma, que nos pone los pelos de punta de una manera a la que Hollywood no tiene acceso. Y porque queremos celebrar con ustedes este día de muertos, hemos decidido sentar de una vez por todas nuestro Top 10 de películas mexicanas de terror. Así que sin más, aquí se las dejamos, que lo disfrute (si puede).

 


 

10. Somos lo que hay (Jorge Michel Grau, 2010)

 

Porque no todo iba a ser el pasado, dejamos un lugar en nuestra lista a una cinta contemporánea, que ya hasta ha tenido su remake norteamericano. Somos Lo Que Hay es la ópera prima de Jorge Michel Grau, director de Big Sky (2015) y 7:19 La Hora del Temblor (2016). En ella el realizador estudia la antropofagia o canibalismo de una manera (poco) convencional, casi antropológica, donde explica el lado ritual de la caza y el consumo de carne pero también apunta al comentario social de la desintegración familiar y los lazos de la sangre.

Siendo la familia una institución de primer nivel en México y una de las historias más repetidas en nuestro cine, sale un poco del molde que un director nos quiera hablar de ello mediante el canibalismo y el terror, que aunque no da tanto miedo, si pone sobre la mesa cuestiones con las que todos nos hemos topado al crecer.

 


 

9. SEÑORA MUERTE (Jaime Salvador, 1969)

 

Un científico loco –mad doctor­– con un laboratorio de última tecnología, asesinatos y una mujer desesperada por conservar la belleza a toda costa, son los elementos que conjuga está película de Jaime Salvador, que contó con la participación de John Carradine, actor que logró obtener un lugar dentro del cine de terror de serie B, acompañado de la dulce y a veces brutal asesina Regina Torné. Con un tema similar a su antecesora, La Bruja (1954) de Chano Urueta, este filme fue una muestra interesante del terror que se realizaba en México para la época.

 


 

8. Satánico Pandemonium: La Sexosrcista (Gilberto Martínez Solares, 1975)

 

Porque en los 70 el cine de explotación era algo que ocurría en todas partes del mundo, México no se podía quedar atrás. Satánico Pandemonium es una película intensa y controversial que, sea por una auténtica creencia o mero sarcasmo, retrata una época de la conciencia colectiva donde cosas como la homosexualidad o el placer carnal eran tremendos pecados. Y es que es una cinta de contrastes, donde por un lado vemos flagelaciones explícitas en nombre de, otra vez, la religión y por otro lado escenas lésbicas y orgías.

Hay que pensar que el tono de la película, más que de terror, es chusco, exagerado y caricaturesco, pero que bien pudo haber sido esa la intención de Gilberto Martínez Solares, responsable de películas de Capulina y El Santo. No es espectacular, no es gloriosa, pero sí una muestra del cine y la sociedad de antaño.

 


 

7. EL FANTASMA DEL CONVENTO (Fernando de Fuentes, 1934)

 

En el año de 1934, el director Fernando de Fuentes estrenaba una de las películas pioneras del cine de género en el país. A partir de contar leyendas propias de la tradición colonial mexicana, está película narra la historia del matrimonio formado por Cristina y Eduardo y su amigo Alfonso, a quienes les llega la noche en pleno bosque y de pronto un grupo de monjes que pasaban cerca del lugar les ofrecen posada en el monasterio. Ahí, los tres viajeros serán testigos de varios sucesos sobrenaturales. Esta película fue un gran ejemplo del llamado Gótico Mexicano, donde las líneas entre el horror sobrenatural y el terror psicológico se mezclan a un grado que es difícil distinguirlo y que, junto a las atmósferas de claustrofobia y paranoia, logran una belleza casi sobrenatural.

 


 

6. El Escapulario (Servando González, 1968)

 

Para estas alturas de la lista ya habrán notado la fuerte relación que existe entre el cine mexicano de terror y la religión, pues en casi todas las verdaderamente relevantes, la mística forma parte del imaginario colectivo. En esta cinta una mujer a punto de morir le confiesa a un sacerdote los milagros de su escapulario. La película está dirigida por Servando González y forma parte de los últimos años del llamado Cine de Oro mexicano, que se caracterizaba por su espectacular factura y su estilo industrial. Sin embargo, esta cinta se ha ido perdiendo en el tiempo por no formar parte del meollo de la época a pesar de su genial producción y fotografía, que mostraba planos subjetivos y otro recursos visuales novedosos para la época.

 


 

5. DOS MONJES (Juan Bustillo Oro, 1934)

 

Esta cinta, junto con El Fantasma del Convento (Fuentes, 1934), serían las pioneras dentro del cine de terror y fantástico mexicano de la etapa sonora. Fueron así parte de una época de oro del cine de horror en México. Con un tono gótico, sombrío e intenso esta película también explora la psicología de los personajes: es la historia de Javier y Juan. Dos amigos que después de años de no verse se llegan a encontrar en un monasterio. Javier sufre de un fuerte deterioro mental, producto posiblemente de la obra del diablo.

Habían pasado tres años desde que se había inaugurado el cine sonoro en México (1931) y Dos Monjes hacía gala de un cuidado sonido ambiental y música de Manuel M. Ponce, quien logró impregnar el ambiente con un una banda sonora que va en ascenso conforme la trama avanza. También de esta película destaca la fotografía, escenografía y la iluminación, que muestran la clara influencia del cine expresionista.

 


 

4. EL VAMPIRO (Fernando Méndez, 1957); EL ATAÚD DEL VAMPIRO (Fernando Méndez, 1958)

 

El cine de terror y el fantástico tuvieron en México un gran representante a nivel actoral: Germán Robles, quien fue el encargado de actualizar, en dos filmes consecutivos, el emblemático mito de aquel ser de las tinieblas encargado de chupar la sangre a los humanos: El Vampiro y El Ataúd del Vampiro. Ambas producidas por Abel Salazar obtuvieron un gran reconocimiento nacional e internacional. Robles fue elegido por Salazar para el papel del vampiro por su físico, su voz y su personalidad, aspectos que quedaron fijos y que volvieron a este chupasangre en un personaje icónico de la cinematografía mexicana de serie b.

 


 

3. Alucarda, La Hija de las Tinieblas (Juan López Moctezuma, 1978)

 

Juan López Moctezuma es quizá una de las figuras malditas más extrañas del cine mexicano, pues con tan sólo cinco películas se ha ganado el reconocimiento de directores amantes de lo fantástico como Guillermo del Toro y un sin fin de admiradores del cine de culto.

Siempre rondando en el cine de terror gótico, su trabajo en Mary, Mary, Bloody Mary (1975),La Mansión de la Locura (1976), Matar a un Extraño (1983), El Alimento del Miedo (1994) y Alucarda, La Hija de las Tinieblas, le han dado un lugar especial en esta lista, sin embargo, fue la última la que se lleva las palmas al ser la más icónica de su carrera.

Basada en el relato Carmilla de Sheridan Le Fanu, la cinta cuenta la historia de un par de huérfanas que dentro de un convento católico son poseídas y convertidas en vampiras. Para 1972 esto era toda una controversia y la cinta fue rápidamente censurada, y luego de que Moctezuma fuera encerrado en un psiquiátrico a principios de los 90, la película se perdió mucho tiempo.

(Ulises Guzmán narra la historia de dos fans de la cinta y herederos del legado de Moctezuma en su documental: Alucardo: Retrato De Un Vampiro (2011), quienes buscaron y encontraron al director en su vejez.)

 


 

2. Veneno para las hadas (Carlos Enrique Taboada, 1984) 

 

Aquí haremos un poco de trampa porque en realidad esta es sólo una excusa para hablar del trabajo de Carlos Enrique Taboada, uno de los mejores directores mexicanos y estandarte del cine de terror y suspenso. Su obra comprende pocos filmes como director, –rondando los diez– y una gran labor como guionista. El también ganador del Ariel es la mente que trajo historias como El Libro de Piedra (1969), Hasta el Viento Tiene Miedo (1968), Más Negro que la Noche (1975), entre otros clásicos. Siendo Veneno Para Las Hadas su última cinta, se retiró sin mucho reconocimiento de la escena nacional y no fue hasta principios del Siglo XXI que su talento ha sido reconocido dentro de la cultura popular, por ejemplo con maratónicas sesiones en Canal 9 o en la música de bandas como Austin Tv.

En esta película un par de niñas crecen escuchando historias de brujas de la cocinera de una de ellas, quien quiere convencer a la otra de que ella misma es una bruja, aprovechando una serie de coincidencias que alimentan su historia. La perspectiva infantil fue poco usual y es un tanto siniestra y subida de tono para la época, por lo que refleja el miedo que existe en la infancia hacia el mundo exterior.

 


 

1. MACARIO (Roberto Gavaldón, 1961)

 

La tradición, la leyenda y la fascinación por la muerte en México tienen lugar en el emblemático filme de Roberto Gavaldón, mismo que fue nominado al Óscar a mejor película extranjera en 1961. La película fue basada en el texto escrito por Bruno Traven y cuenta la aventura de un hombre llamado Macario, un leñador en pobreza extrema que hace un trato con la muerte. Ambientada justo durante la época de día de muertos, en la película se hace gala de la belleza del México folclórico de finales de los cincuenta. La película fue fotografiada por Gabriel Figueroa, quien logró una potente belleza estética; y fue protagonizada por uno de los grandes actores del cine nacional: Ignacio López Tarso. De esta forma, Macario ha sido un referente clave para películas que abordan momentos fantásticos durante el día de muertos, tanto en tema como en visualidad. Basta recordar El Libro De La Vida (Gutierrez, 2014), una cinta de animación que en varios momentos hizo guiños a lo ya planteado por Gavaldón y su equipo en Macario.

 

 

 

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