PRODUCCIÓN: TRES ANUNCIOS POR UN CRIMEN (Three Billboards Outside Ebbing Missouri)
DIRECCIÓN: MARTIN MCDONAGH
AÑO: 2017
PLATAFORMA: Cartelera

 

EN 5 LÍNEAS ESTA PELÍCULA

Es de drama y humor negro

Tiene un elenco espectacular

Es relevante al discurso actual sobre la sociedad

Es una gran reflexión al estilo de su director

Su tono puede ser desconcertante

 

   

 

En las afueras del ficticio pueblo de Ebbing, Missouri, hay tres espectaculares que dicen: “Violada mientras moría”, “¿Y todavía ningún arresto?”, “¿Por qué, jefe Willoughby?”. Los anuncios fueron idea de Mildred (Frances McDormand) mientras conducía por la solitaria carretera que lleva a dicho condado. Los implementó como un acto de protesta y presión hacia lo que es su parecer, el ineficiente departamento de policía, dejando como principal responsable al sheriff local –el amable y admirado por algunos– Bill Willoughby (Woody Harrelson).

Las investigaciones han avanzado de poco a nada: no hay sospechosos, ni pista para resolver el caso. Lo de Mildred, además de una protesta, es un acto de desesperación y algo de culpa. Es la solución que encuentra para hacer notar la injusticia, aunque su propio hijo y exesposo no lo aprueben. Los espectaculares han provocado que la opinión pública reaccione de diferentes formas, algunos condenan que se evidencie al dedicado Willoughby, quien además padece cáncer, dejando al descubierto la doble moral de una sociedad.

En primera instancia, Tres Anuncios por un Crimen, la nueva película del inglés Martin McDonagh, pareciera ser basada en un hecho real. Su premisa es bastante cercana a la realidad donde los crímenes y la impunidad parece ir de la mano. Sin embargo, la cinta de McDonagh está empapada por su peculiar estilo y humor negro –el cual en ocasiones se vuelve incluso desconcertante– alejándose del melodrama o de un thriller donde la búsqueda del asesino se vuelva la intriga principal. McDonagh va por otro lado, con personajes que quieren encontrar respuestas a través de una venganza meramente simbólica.

Esta es tan solo la tercera película del director, pero tiene también una gran trayectoria en teatro como dramaturgo, lo cual se hace evidente en su historia, ya que además de ser impredecible, destaca la profundidad de sus personajes. Mildred defiende a cualquier costo su postura sin importar si tiene que taladrar el dedo de su dentista, golpear a unos adolescentes o incendiar la estación de policía. Porque a fin de cuentas ella se siente con el derecho de albergar rabia, aunque su entendible dolor la ciega de comprender el dolor de otros, por ejemplo, la mortal enfermedad de Willoughby, quien no es que no le interese el caso, sino que en realidad no hay ni un indicio sobre posibles culpables.

Mildred comparte el derecho a la rabia con otro personaje, quizá el más interesante de la película, Dixon (Sam Rockwell), el policía más ineficiente y racista del departamento. El origen del la rabia de Dixon proviene de un sentimiento de inferioridad, sintiéndose continuamente menospreciado por su torpeza, la cual tiene que ver con una inseguridad derivada del abandono se su padre y la disfuncional codependencia con su madre. Junto a Mildred, ambos personajes externan su enojo con violencia, cada uno con la idea de que está en su derecho.

Es cuando McDonugh presenta su mayor giro y el verdadero mensaje. En un punto de la película un personaje dice que “el odio sólo genera más odio”, la cinta se desenvuelve de manera sarcástica bajo esta frase. En general, el pueblo y el resto de los personajes también demuestran su desaprobación con violencia al punto que Mildred y Dixon descubren que la solución es otra: cuando los verdaderos culpables son invisibles depositamos el enojo de nuestro dolor en quien no comparta nuestra postura, deshacerse de esa reacción es el reto.

Los tres Globos de Oro que ganó y las siete nominaciones al Oscar de Tres Anuncios por un Crimen son más que merecidas. McDonagh presenta una enorme reflexión de la manera en que pocos cineastas lo harían: tomar una realidad y desarrollarla de manera poco seria con bastante humor negro. El director de En Brujas (2008) y Siete Psicópatas y un Perro (2012)  logra quizá su película más ambiciosa y por ende la mejor en su carrera cinematográfica con una increíble McDormand, que se siente tan natural en los zapatos de una mujer que le sobra carácter, y Sam Rockwell favorito al igual que sus coestelares al premio de la Academia.

 

 

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