Producción: Un asunto de familia
Dirección: Hirokazu Koreeda
Año: 2018
Plataforma: 65 Muestra de la Cineteca Nacional

 

En 5 líneas esta película:

Reafirma la fascinación de Koreeda por los dramas familiares

Resulta emotiva sin llegar a ser chantajista

Lo mismo puede hacerte sonreír que sacar una lagrimilla

Describe un sector demográfico desfavorecido dentro de la sociedad japonesa

Tiene un interesante giro de tuerca rumbo al final

 

   

 

Durante los últimos años, Hirokazu Koreeda es sinónimo de familia. Es innegable que las complejas relaciones que se establecen en el núcleo de los hogares japonenes (tradicionales y no tan tradicionales), han permitido al director contar historias capaces de tensar al límite los lazos que mantienen unidos a un montón de sujetos, cuyos destinos se unen más por tradición que por voluntad. Esa constante y casi obsesiva exploración lo ha dotado de una sensibilidad bastante peculiar, que vive dentro de sus películas como un hilo invisible que las relaciona y las mantiene próximas, del mismo modo en que la herencia presente en la sangre mantiene unido a un hogar.

Un Asunto de Familia nos introduce en la apremiante situación económica de la familia de Osamu, que ha perfeccionado junto a su hijo Shota una serie de artimañas y trucos para realizar pequeños robos en tiendas locales y llevar comida a su hogar. Camino a casa, después de concretar un hurto, Osamu y su hijo se encuentran con una niña aparentemente abandonada en medio de una fría noche, por lo que deciden llevarla con ellos. Después de un reacio recibimiento por parte de la esposa y suegra de Osamu, la familia acepta cuidar a la niña al enterarse de los maltratos que sufre dentro de su familia. La pequeña se hace pasar por hija de Osamu y todos conviven en armonía, hasta que un evento inesperado pone en riesgo los lazos que los mantienen unidos.

La cinta más reciente de Koreeda nos invita a la contemplación de escenas que se introducen dentro de cotidianidad de cualquier familia, presentadas con un ritmo pausado y un tono solemne que lo mismo puede desbordarse a la ternura, que desgarrar al espectador. Ahí uno de los grandes méritos de la película, que construye sobre esa dualidad ondulante, un drama bien equlibrado y bastante elegante, resuelto con igual maestría en una agradable charla de sobremesa o una fuerte discusión entre padre e hijo. Además, de cierto modo, la película mantiene una distancia emotiva respecto a sus personajes, evitando así victimizarlos o ser moralina al momento de introducirnos en su estilo de vida y el desarrollo de sus historias. De este modo la empatía con la historia no se establece como una maquinaria forzada hecha para generar suspiros en la sala, sino todo lo contrario, como un fluir natural y orgánico que te invita e involucra en todo momento.

Además de la fina mano de Koreeda para dar forma a complejos dramas familiares, también destaca su capacidad para retratar los diversos sectores poblacionales de su natal Japón. En Un Asunto de Familia, Koreeda centra su mirada en un grupo desfavorecido de la población japonesa, mostrando así las dificultades económicas que atraviesan los sectores populares de su país, con inestabilidad laboral y salarios míseros, que dan como resultado el desamparo de una familia que recurre al robo como un estilo de vida que le permite mantenerse, tejiendo en el subtexto, un comentario social que aporta un nivel adicional de lectura.

Rumbo al final, la película cobra un carácter distinto y muta para ser algo más que un drama y convertirse por momentos en un película policiaca, que pretende desentrañar el oscuro origen de la familia formada por Osamu. Estos momentos aportan cierta oscuridad, dejando de lado al Koreeda que en ocasiones se puede tornar cursi y hasta meloso, para entregarnos uno más provocativo, capaz de tornar un desgarrador drama familiar, en un trama sombría y misteriosa que desarrolla la intriga con inteligencia y astucia.

Con Un Asunto de Familia, Koreeda reafirma sus posibilidades como autor, entregando una cinta potente y de gran dirección, que lo mantiene como uno de los directores más interesantes de nuestro tiempo. Si bien persiste en centrarse en el mismo tema una y otra vez, también es digno de reconocer que cada aproximación presenta una nueva perspectiva y aporta una punto de vista distinto, en este caso una mirada sombría que permite adentrarnos en los oscuros secretos que dan origen a una familia.

 

 

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