Producción: Un Final Feliz (Happy End)
Director: Michael Haneke
Año: 2017
Plataforma: 64 Muestra de la Cineteca Nacional

 

En 5 líneas esta película: 

Es un drama familiar

Es una cuasi-secuela para Amour

Disuelve su protagónico entre el coro de actores

A ratos coquetea con la comedia

Por su ritmo, podría no ser para todos

 

 

 

Michael Haneke tiene el superpoder de tomar cualquier tema que se le ocurra y convertirlo en una experiencia sumamente angustiante. ¿Unas vacaciones familiares? ¿Tu profesora de música? ¿La vejez? ¿Snapchat? Como un rey Midas de la ansiedad humana, este realizador logra transformar la más mundana de las experiencias en una obra de arte. Con su nueva película, Haneke le baja un par de rayitas a la intensidad que lo caracteriza para contar esta fábula familiar, eso sí, sin dejar de ser abrumadora de principio a fin.

Volviendo a hacer mancuerna con Isabelle Huppert y Jean-Louis Trintignant, Haneke nos invita a ser miembros de la familia Laurent, un clan de burgueses alérgicos a las sonrisas, que habitan juntos una enorme hacienda en Calais, Francia. Como una telenovela de aquellas de la edad de oro, Happy End abarca temas que van desde la infidelidad hasta los conflictos en el negocio familiar, incluso la villanía que existe hasta en las mejores dinastías, todo esto con un particular asomo de humor negro que jamás logra ser una carcajada, pero siempre existe en forma de risa nerviosa. Nadie domina como Michael Haneke el arte de hacer sentir incómoda a la audiencia.

Uno de los grandes puntos a favor de la cinta es la manera en que emplea el uso de tecnología moderna para contar su historia, especialmente las redes sociales; la película comienza con una brillante y escalofriante escena donde todo lo vamos viendo a través de Snapchat, y más allá de lo que estemos observando en pantalla, estamos sobretodo presenciando al director, un hombre de setenta y cinco años, volver obsoleto el formato de found footage. Por otro lado, bien podríamos considerar esta película como una secuela fantasma de la obra maestra del director, Amour (2012), pero temo que hondar mucho en este punto les robaría la satisfacción de irlo descubriendo ustedes solos, así que avancemos, pero ténganlo en mente.

Isabelle Huppert. Dos palabras que a estas alturas de la vida no necesitan más explicación, porque seamos serios, hasta la peor película protagonizada por esta titánide de la actuación es una must see. Ya los vimos juntos en La Pianiste (2001) y luego otra vez en Amour y en ambas fueron brillantes, ¿por qué sería la excepción ahora? Obviamente no lo es, y Happy End se puede congratular de tener ese elenco espectacular que hace a uno preguntarse una y otra vez cómo no existe todavía un premio para Mejor Casting. Espero estés leyendo esto, Academia.

Además de la Huppert tenemos a los tremendos Jean-Louis Trintignant, Fantine Harduin, Franz Rogowski y Mathieu Kassovitz, quien les va a parecer muy familiar, y para ahorrarles la búsqueda en IMDB: Es Nino Quincampoix en Amélie (Jeunet, 2001).

A pesar de todo lo anterior, es importante reconocer que por una cosa y otra, el cine de Michael Haneke puede no ser del agrado de todos, y aunque con esta película no corremos el riesgo de tener que poner caricaturas para curarnos del miedo y poder dormir, sí amasa una visión contemplativa del mundo que de pronto nos hace desconectarnos de la historia. No a todos les gusta el cine con poca música y encuadres fijos, seamos honestos.

 

Puedes consultar horarios aquí.

 

 

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