Producción: A Quiet Place
Director: John Krasinski
Año: 2018
Plataforma: Comercial
En 5 líneas esta película:
Es una mirada refrescante al género de terror
Habla sobre la identidad familiar en un contexto apocalíptico
Por argumento, el uso de diálogos es mínimo
Acumula buenos momentos de tensión
El universo en el que sucede la historia es inconsistente
Lo que en principio era considerada como una nueva entrega dentro del universo Cloverfield, ha terminado por volverse una propuesta independiente, cuya historia acontece dentro de un mundo en el cual una serie de voraces monstruos, ciegos, pero con un sistema auditivo altamente desarrollado, han puesto en serios problemas la existencia de la raza humana, al punto de obligar a los pocos sobrevivientes a mantenerse en completo silencio con tal de no ser percibidos y cazados.
Dentro de este contexto, una familia aislada en una granja, compuesta por el padre (John Krasinski), la madre (Emily Blunt), y sus tres hijos, intenta vivir bajo las apremiantes circunstancias. Simultáneamente, el padre intenta descifrar la naturaleza de estas bestias, así como las causas y posibles soluciones a la devastación ocasionada, al tiempo que intenta comunicarse con el mundo exterior, sin éxito en ambas misiones.
Un Lugar en Silencio es una obra esmerada en los detalles y que funciona bien dentro de ese microuniverso doméstico, la ausencia de diálogos nos obliga a prestar atención a la fuerza empleada con las manos al momento de utilizar el lenguaje de señas, a las miradas y microexpresiones, así como la manipulación de los sonidos diegéticos, recursos que nos mantienen conectados a la historia a través de una experiencia que no es nueva pero sí refrescante y meritoria en su propia medida. Después de todo, la expresividad silenciosa ya es una insignia dentro de la carrera de John Krasinski, quien acá levanta la mano como talentoso narrador, con la sensibilidad necesaria para darle una dimensión más profunda a lo que cuenta de lo que un director por encargo suele ofrecer.
John Krasinski sabe sacar provecho de los recursos empleados para definir los roles de cada personaje, marcar sus diferentes personalidades y reforzar la conexión que los une e identifica como familia, tema principal de la película. Es inevitable reparar en la calidez que irradian él y Emily Blunt en un rol natural para ellos, pues en la vida real son padres de dos niñas, circunstancia que para él, motivado por ella, sería determinante para tomar las riendas del proyecto detrás y delante de la cámara. Bien acompañados por los niños actores Millicent Simmonds (quien es sorda) y Noah Jupe, la dupla consigue que la película tenga alma, lo cual le da más fuerza a los jump scares y mantiene la tensión suficiente de un giro narrativo a otro.
En cuanto a los monstruos, su presencia comienza rodeada de misterio y tensión por la falta de exposición, a la usanza de Riddley Scott con Alien (1979), pero conforme avanzan los minutos, el suspenso va cediendo hasta que finalmente, la presencia a cuadro de las criaturas se normaliza, pasándose la narración más hacia el género de acción. Esta pequeña perversión no sería mayor problema si no viniera acompañada por la falta de cuidado en la justificación del universo en el cual ocurren los hechos.
Si bien la premisa de un mundo sentenciado por el silencio es fascinante de explorar, no viene exenta de cuestionamientos. La película en ese sentido no es perfecta en su lógica interna, pero sabe ocultar sus carencias contextuales y conceptuales con decencia, hasta que llega el tercer acto y una serie de revelaciones innecesarias terminan por sabotear buena parte del buen trabajo expuesto hasta el momento. No entraré en detalles, pero el efecto causado hacia el desenlace está casi a la altura de la tomada de pelo del agua como debilidad de los invasores alienígenas en Señales (Shyalmalan, 2002).
Si Krasinski se hubiera mantenido enfocado en la relación entre los personajes, su mayor fortaleza, dejando un poco de lado las especulaciones más allá del círculo familiar, podríamos estar hablando de una joyita con miras a convertirse en un nuevo clásico del género. No fue así y nos quedamos con una muy entretenida, pero frustrante experiencia.