Producción: Wonderstruck
Director: Todd Haynes
Año: 2017
Plataforma: Cartelera Independiente
En 5 líneas esta película:
Es un drama de misterio
Está basada en una novela
Visualmente es imponente
La marquesina le queda muy grande
No es Carol 2
Durante buena parte del primer acto de Wonderstruck, vemos a una niña recortando fotos de Julianne Moore y yendo sola al cine a ver sus películas, lo que genuinamente me hizo creer que Todd Haynes finalmente se había decidido a hacer una pieza sobre mi vida. Resulta que no.
Rose es una niña sorda de 11 años. Ben, de doce años, recientemente tuvo un accidente que lo dejó sordo. Ella vive en el Nueva Jersey de 1927; él en Minnesota y es 1977. Ambos niños deciden, por su cuenta, viajar a Nueva York. Rose va a buscar a Lillian Mayhew, una famosa actriz quien, pronto entendemos, es su ídolo. Ben está decidido a encontrar a su padre, ahora que su madre murió en un accidente. A pesar de vivir en diferentes épocas, los dos niños están en una misión personal, pero ¿es eso lo único que comparten?
Brian Selznick, a quien seguramente recordarán como el autor de The Invention of Hugo Cabret, escribió la novela Wonderstruck en el 2011. Algunos años más tarde, decidió adaptar su historia a guión cinematográfico, para este año ser estrenada en la gran pantalla bajo la dirección de Todd Haynes, quien seguramente les suena por clásicos instantáneos como Far From Heaven (2002), I’m Not There (2007) y por supuesto Carol (2015). Una dupla interesante, sin duda, pero tal vez no la más funcional por una simple razón.
¿Qué es lo que hace que las películas de Haynes sean indiscutiblemente hermosas? Lo mismo que permite a los mejores realizadores montar obras maestras: La signatura de cada uno. Este director en particular tiene la singularidad de haberse rodeado de un crew de cinco estrellas para la mayoría de sus proyectos: Christine Vachon en la producción. Cinematografía de Edward Lachman. Música por Carter Burwell. Sandy Powell de vestuarista. Edición en manos de Affonso Gonçalves. Maestros absolutos en sus áreas que han logrado, probablemente mejor que nadie, interpretar la visión de un realizador para crear una pieza de arte. Todd Haynes no es un director, Todd Haynes es un equipo.
Dicho esto, vamos al problema con Wonderstruck: La película se nota más como una obra de Selznick que como una película de Haynes, y eso la hiere profusamente, porque en vez de resaltar por todos esos atributos que hacen geniales a las películas de este cineasta, se siente sofocada por la voz y la visión del autor del material original y el guionista, que en este caso, además, son la misma persona. En pocas palabras, la película se queda corta. La música es bellísima, la fotografía completamente hipnotizante, las actuaciones son tan memorables que uno no puede hacer otra cosa que dejar escapar una lagrimilla solitaria… Y aún con eso, se siente que algo falta. Se siente que jamás llegamos a ese momento que nos hará quedarnos a ver los créditos de salida o recomendar la película a nuestro mejor amigo. ¿Qué es lo que falta? La voz de Todd Haynes resonando.
Maldita sea, aquí, aunque bien, realmente s0lo se siente como un susurro tímido, triste. Como si estuviera hecha más por compromiso que por gusto, el gusto, por ejemplo, con el que luchó por darle vida a Carol.
No me mal entiendan, Wonderstruck no es una mala película… ¡al contrario! Es una obra bella y entretenida, además de contar con el elemento que sí se antoja muy Todd Haynes, una Julianne Moore brillando de pies a cabeza. ¿Qué más necesito decir?