Producción: Wormwood
Creador: Errol Morris
Año: 2017
Plataforma: Netflix

 

En cinco líneas esta serie:

Es un docudrama

Es atractiva visualmente

Tiene buen elenco

Es difícil seguir el paso a la historia

Sufre de un sobrecargo de información

 

 

 

El Internet está inundado de un sin fin de teorías de conspiración, algunas no tan descabelladas, con argumentos más o menos coherentes, pero otras que parecen producto de un mal viaje en ácido. Ciertamente el gobierno de prácticamente cualquier país esconde información que podría resultar incómoda para el dominio público y que les es conveniente esconder debajo del tapete. Wormwood, la mini serie de Errol Morris, relata la búsqueda de una familia por descubrir la verdad detrás del supuesto accidente mortal de Frank Olson, un padre de familia y bacteriólogo implicado en misiones secretas de la CIA a principios de los años cincuenta.

La serie se construye a través de numerosas entrevistas con la aparición dominante de Eric Olson –hijo mayor de Frank–  así como otras figuras implicadas en la investigación del caso a lo largo de sesenta años y recreaciones de los eventos que cuentan con las actuaciones de Peter Sarsgaard, Molly Parker y Tim Blake Nelson. Entre una compleja red de nombres, fechas y proyectos secretos es prácticamente imposible no perderse en el relato. Más de una vez tuve que regresar minutos de un episodio para hacer un recuento mental de quién es quién, qué hizo y demás, lo que de entrada te quita ganas de seguir mirando, sin mencionar que el camino se vuelve eterno y tedioso. Honestamente me sentí tan aburrida más de una vez al grado en el que casi podía sentir mis uñas crecer. Mi experiencia con la serie  incluyó reñidos  rounds contra el sueño,  rogando ya terminar la serie para devorarme Black Mirror en una sentada –aunque esa es otra triste historia de recalentado decembrino–.

Lo que puedo reconocerle a la producción es la estética de las recreaciones. Las escenas son en la mayoría atractivas visualmente y siguen la línea sombría alrededor de la historia. Por otro lado, el caudal infinito de preguntas sin resolver flotando alrededor de cada episodio intriga y estremece un poco al sabernos tan vulnerables al poder e incluso desechables ante la más ligera inconveniencia. Sin embargo, el misterio en sí es atractivo, aunando que entre ese mar de nombres, poco toca las costas de tu memoria, perdiéndose demasiada información en el trayecto. Los datos son tantos que plataformas como IndieWire publicaron una guía para seguirle el paso a la historia, lo que para mí ya de entrada le resta atractivo. Por más cargada y compleja que sea la premisa de un proyecto es imperativo sea clara o de lo contrario el interés es fugaz.

Me parece necesario recalcar que no es contenido recomendable para todo público y que probablemente comiences un episodio de Wormwood y quede eternamente en tu lista de continuar viendo. Sin embargo, no todo son malas noticias, por si no lo sabían Logan Lucky ya está en el catálogo de Netflix Latinoamérica. Arrancamos el año con el pie derecho, ¡vayan a verla ya!

 

 

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