Producción: Yuki & Nina
Director: Nobuhiro Suwa, Hippolyte Giradot
Año: 2009
Plataforma: FICUNAM
En 5 líneas esta película:
Es un drama franco-japonés
Es de historia sencilla pero honesta
Depende mucho de sus actuaciones
No aprovecha al máximo varios elementos en la trama
Es de desenlace flojo
Crecer implica dejar muchas cosas atrás: los juegos que jugábamos, la magia en la que creíamos, la casa en la que vivíamos, incluso, tal vez, algún amigo muy querido con el que solíamos pasar el tiempo. El realizador japonés Nobuhiro Suwa, el mancuerna con el actor francés Hippolyte Giradot, nos presentan esta visión particular del desprendimiento, contada desde las perspectivas de una niña de nueve años y su mejor amiga.
Yuki (Noë Sampy) es una pequeña franco-japonesa viviendo en París con sus padres; un día recibe la noticia de que estos han decidido divorciarse, por lo que pronto deberá mudarse a Japón con su madre (Tsuyu Shimizu). Yuki, aunque sumisa, se niega a dejar la ciudad en la que nació y creció, no tanto por el hecho de que su padre (Giradot) se queda, sino porque la idea de abandonar a su mejor amiga, Nina (Arielle Moutel), le parece abominable. Los adultos no las entienden y las explicaciones que les ofrecen les parecen incomprensibles… «A veces el amor se termina y las personas no pueden estar más juntas», les dice la mamá de Nina (Marilyne Canto) a las niñas, sobre lo que un divorcio significa. Yuki y Nina, que no conciben la idea del amor acabándose así porque sí, le pedirán ayuda a un hada que vive en su imaginación para que les ayude a hechizar a los padres de Yuki. «O podríamos huir juntas y vivir en el bosque» propone Nina.
La cosa con Yuki & Nina es que es demasiado adulta, no por sus temas y su tono, pero por su construcción del mundo. Si bien la historia está contada por niñas, adolece casi completamente de ese sentido de inocencia y picardía que tienen los pequeños, y se vuelve sumamente evidente que está hecha por dos adultos que más o menos tienen una idea de cómo era ser niño. Siempre hay un ojo adulto guiándonos hacia las aventuras de las protagonistas, cuando debería ser el propio ojo de ellas el que nos enseñe todo lo que está pasando a su alrededor y cómo es que piensan resolver sus predicamentos.
Yuki & Nina no es para nada una mala película, pero termina resultando floja en su construcción y tal vez incluso en su dirección, donde algunos elementos propios de la trama, que pudieron haber ayudado a darle un toque más íntimo y personal, pasaron completamente a segundo plano.
Con todo y todo, recordar es vivir ¿no? y lo que sí logra esta película es trasladarnos un poco atrás, hacia esa vez que por cualquier razón tuvimos que decirle adiós a ese amigo con el que nos imaginábamos el futuro. Hay despedidas más tristes que otras.
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