Producción: Dumbo
Dirección: Tim Burton
Año: 2019
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es un remake del clásico de Disney

Tiene relación estética con otras película de Tim Burton.

Intenta revivir la nostalgia infantil

Tiene valor de entretenimiento

Trata de expandir su historia sin éxito

 

  

 

En 1941, la compañía RKO Radio Pictures estrenaba Dumbo, una producción de Walt Disney dirigida por Samuel Armstrong y Norman Ferguson. Se trataba de una película animada que cuenta la historia de un pequeño elefante de orejas gigantes que recibe el nombre de Dumbo, quien forma parte de las atracciones de un circo itinerante. La película tuvo en su momento un amplio reconocimiento, tanto dentro de la industria Hollywoodense como en festivales internacionales (Cannes, mejor película de animación). Dumbo, sin duda, es parte de los clásicos animados de Disney y ha sido entretenimiento de muchas generaciones.

Hoy, aproximadamente setenta y ocho años después, se estrena una versión live action lidereada por uno de los máximos exponentes del cine fantástico, oscuro y fuera de lo convencional: Tim Burton. Cuando se dio a conocer lo que Disney cocinaba y quién sería el director de esta nueva entrega, preguntas y dudas surgieron: ¿cómo será Dumbo?, ¿en dónde encajará el director a su nueva musa, Eva Green? ¿no ya habíamos abandonado toda la fe en Tim Burton? Era difícil repensar al pequeño elefante gris, que tenía un sombrerito y babero, en una versión real.

Tim Burton nos ofrece un universo próximo a su película Big Fish (2003), con momentos de una estética de ensueño, colores intensos, casi hasta un poco chillantes; personajes que él tiene trabajados o que sabe de dónde tomar y volver a darles vida, tal como ocurre con Danny DeVito. Estos universos y seres son para Burton viejos conocidos. En este sentido, no vemos a un director que tome el riesgo para exponer nuevos elementos que asombren al espectador, aunque las opiniones pueden estar divididas, para algunas personas lo que puede significar mucho Burton para otras podrá parecer que hay poco Burton.

Esta reversión del clásico ofrece la belleza de un Dumbo que posee unos enormes y expresivos ojos azules y quien no necesita decir ni una palabra para intuir lo que pasa; se nos da la posibilidad de materializar los sueños de una infancia pasada: el enorme circo iluminado, atracciones, animales imponentes –todo llevado al terreno de lo majestuoso–. En ese sentido, Burton sabe imaginar y lo sabe hacer bien.

Hay referencias importantes que el director no podía pasar por alto y reinterpretarlas, como la escena de la mamá de Dumbo o recrear la alucinación de los elefantes rosas que incluso llegaron a formar parte de un cine surrealista. Y cómo olvidar el rostro triste y desencajado de Dumbo cuando está pintado de payasito. Son elementos efectivos que apelan a la nostalgia del espectador. Pero al mismo tiempo olvida al grupillo de cuervos y al ratón Timothy, que son justamente un vínculo con el mundo, son voz a favor y en contra del acto insólito de volar. En esta ocasión, Timothy aparece pocos segundos y los cuervos son ahora una simple pluma. Sin embargo, ni la majestuosidad, ni la nostalgia, ni la tierna mirada alcanzan para sustituir y honrar una película tan clásica y emblemática que llegó a conmover a tantas audiencias.

Esta reversión de Dumbo tiene una duración que dobla a la de su predecesora: la versión de 1941 duraba sesenta y cuatro minutos, mientras que la de Burton está en ciento doce minutos. Esta extensión tenía que rellenarse con algo, y pues el pequeño elefante volador se convierte en un casi accesorio para desarrollar la historia de los protagonistas humanos: un conflicto familiar representado en Hult (Collin Farrell) y la avaricia de la industria del entretenimiento vista en Vandevere (Michael Keaton). Historias que al final requieren de un cierre, pero que ninguna es explorada a profundidad.

Dumbo, de Tim Burton, cumple con hacernos traer a la memoria las viejas nostalgias de la niñez: el pequeño elefante volador, la famosa canción de cuna o el circo y así conectarlo con experiencias de vida. Y en ese sentido es entretenida, pero está lejos tanto del clásico infantil y de lo que el director había realizado con anterioridad.

 

 

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