Producción: El Mundo Oculto de Sabrina
Año: 2018
Plataforma: Netflix

 

En 5 líneas esta serie:

Es de drama adolescente y fantasía

Tiene sus toques darks

Tiene buen elenco y un protagónico destacable

Construye hacia un universo más grande

Se siente como una temporada introductoria

 

  

 

Antes que nada, hay que sacar un para de cosas del camino: si son fans de Harry Potter, no, no necesariamente les va a gustar la serie; si son fans de Harry Potter, sí, la serie sí les va a recordar bastante a la saga. Para bien o para mal, las comparaciones están ahí y para bien o para mal, Sabrina es su propio personaje, uno, inclusive, con más historia arraigada que una marca tan poderosa como Harry Potter.

Entonces, empecemos desde el inicio. Sabrina es un personaje del universo de Archie Comics, el cual fue creado en 1962 y desde entonces ha tenido múltiples apariciones en las historietas de Archie, pero además se han creado al menos tres volúmenes de cómics para el personaje en solitario, con más de doscientos ejemplares en total; una versión de cincuenta ejemplares de manga; un crossover con Sonic The Hedgehoc (?); una miniserie de cuatro especiales de Salem como niño; una serie de televisión en formato sit-com (quizá la iteración más conocida por todos); y una serie animada de televisión. Todo esto antes de que, en 2014, se empezara a publicar un nuevo volumen de cómics bautizado Chilling Adventures of Sabrina, los cuales manejan un tono más oscuro al tradicional de Archie (y Sabrina, originalmente). Esta versión se sigue publicando y es justamente la que sirve de base para la adaptación para Netflix que no ocupa.

Así entonces, por méritos propios y de antigüedad, el personaje tiene el areté para dejar de un lado las comparaciones. Desafortunadamente, vivimos en el siglo XXI, y la competencia dentro de la cultura popular por ser un ícono es bastante aguerrida. El Mundo Oculto de Sabrina llega a un público que no necesita imaginarse la fantasía, ya que gracias al descomunal avance de los efectos especiales, hoy en día la fantasía se puede sentir y vivir a costo en la pantalla, inclusive la de una laptop, tal y como Game of Thrones nos lo ha demostrado. Ahora bien, tanto la mitología de Sabrina, como la misma producción de la serie, no está muy interesada en derrochar recursos en efectos especiales. Los encantos de la bruja adolescente son más parecidos a la maldad que podemos ver en otras historias de brujas, la más relevante de los últimos años, por ejemplo, The Witch (Eggers, 2016), hacia la cual seguro encontraremos algunos guiños.

Esta intención, entonces, deja a Sabrina con la responsabilidad de engancharnos con su historia y con el desarrollo de sus personajes, en la pluma, pues. Y en ese sentido, la serie tampoco viene a arriesgar mucho, sino a empezar a construir una base de algo que puede ser mucho más grande, aunque no por ello con menos vicios. Por un lado, Sabrina vienen a vivir una vez más la historia de el elegido, y huérfana para acabarla de fregar, pero antes de que se nos empiece a esclarecer el misterio alrededor de todo esto, se nos incrustan otro par de huérfanos, un poco más o menos elegidos que nuestro personaje principal, dependiendo de lo que nos tengan preparados para las siguientes temporadas. Esta gran trama nos viene fracturada por pequeñas aventuras, o travesuras, unas más grandes que otras, en las que Sabrina se ve envuelta por su ingenuidad de adolescente. Es esta dicotomía entre la historia grande y varias historias pequeñitas las que hacen que la serie se sienta un poco confundidad de hacia dónde quiere jalar, si hacia la estructura de Sabrina la Bruja Adolescente de los noventa, o el universo peligroso de Harry Potter (valga la comparación). En cuanto a los matices, Sabrina tiene dieciséis años, aunque no por eso no se nos deje de vender su sexualidad, que también, por otro lado, se nos ofrece de la mano con un sentimiento de primer amor con su noviecito de preparatoria. Un par de elementos un tanto contradictorios que no parecen sumar y sí nos pueden hacer sentir un poco incómodos. Y siguiendo con esa dicotomía de inocencia y peligro, aún con la violencia que hay en la serie, no se siente verdadero peligro para nuestros personajes. Y no me refiero a la ruleta rusa que pudo ser en su momento Game of Thrones, basta con voltear a ver a una serie vecina, también producción original de Netflix.

Por último, no podemos cerrar sin mencionar que la interpretación de Kiernan Shipka es tan buena como se pudiera pedir. La joven actriz demostró potencial desde su primer papel como la hija de Don Draper en Mad Men, y ahora, en su gran oportunidad, le da vida a un personaje tan icónico como Sabrina.

La realidad de las cosas es que El Mundo Oculto de Sabrina parece un producto para un demográfico de cierta edad, porque más allá de los atractivos del género adolescente, la serie no es la más entretenida. Habrá qué ver exactamente cuál es el nicho que pedirá más de Sabrina para las temporadas que vienen, o bien, si los creadores se definen por un producto verdaderamente novedoso, o al menos con un poco más de peligro, al estilo de su primo-hermano, Riverdale.

 

 

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