Producción: Electric Dreams
Año: 2017
Plataforma: Amazon Prime Video
En 5 líneas esta serie:
Es de ciencia ficción y antológica
Está basada en la obra del autor Phillip K. Dick
Tiene un elenco espectacular
Da suficiente para reflexionar
Es desigual en su calidad
La obra de K. Dick parece ser una fuente de historias irresistibles para productores y guionistas; la prueba es que este año vimos a uno de sus vástagos involuntarios, Blade Runner 2049 (Villeneuve), poner de nuevo en primer plano el género de ciencia ficción (si gustan conocer nuestro input sobre el tema tenemos un texto titulado 5 Adaptaciones para Entrarle a Philip K. Dick ).
Se dice que el proyecto de Electric Dreams surgió como respuesta a Black Mirror, además de aprovechar la inercia que había generado el trabajo de Charlie Brooker, creador de esta. Uno de los interesados en impulsarlo fue Bryan Cranston quien se mantuvo como productor ejecutivo, lo pueden corroborar al término de cada episodio.
Electric Dreams es una buena serie antológica sobre uno de los autores de ciencia ficción más importantes. Electric Dreams se debe ver pausadamente. Y hago énfasis en esto: la gente abusa con sus maratones y aquí hay discursos entre líneas que hay que darse el tiempo de entender. Los humanos de esas distopías o utopías, reitero la importancia del enfoque, nos demuestran a dónde hemos llegado, hace unos días leía en una página que vivimos el futuro de Phillip K. Dick: un presente en el que pretenden deshumanizar, mediante la replica y la simulacra, como los bots en las redes sociales, los robots de algoritmos de seguridad, las fake news, los hechos alternativos, la automatización a destajo, el olvido al pasado, etc….
Pocos son los que se han atrevido a imaginar qué sería del hombre en el futuro y regresaron con vida, algunos a morir, K. Dick fue uno de ellos. Perdió la cordura, consumió muchas drogas, buscó en la fe ese camino y toda su obra fue el resultado, hoy lo podemos ver –y leer– tratar de buscar a las personas perdidas y sus historias dentro de los campos conductores que se esparcen en sus sueños eléctricos.
Las adaptaciones fueron hechas por reconocidos directores de televisión y los capítulos modificaron su orden a la llegada de la plataforma digital donde está disponible, Amazon Prime Video; por lo tanto los abordaremos por dicho orden:
Real Life es una adaptación del cuento Exhibit Piece de 1954. Relata la historia de Sarah (Anna Paquin), una detective de Chicago con dificultad para sobrellevar la muerte de un compañero. Su pareja, Katie (Rachelle Lefevre), la incita a probar un sistema de realidad virtual. Al usarlo Sarah se convierte en George (Terrence Howard), un millonario incapaz de lidiar con la muerte de su esposa. Hay un punto en donde las realidades no coinciden lo que hace dudar cuál es real y cuál virtual.
Autofac es la adaptación de un cuento con el mismo nombre publicada en la revista Galaxy Science Fiction y reeditada en la recopilación en 1984, Robots, Androids and Mechanical Odditties. La historia va de un asentamiento humano que ve cómo la proveedora Autofac va consumiendo los recursos naturales a su alrededor. Por ello Emily Zabrieskie (Juno Temple) hackea un dron de entregas de la Autofac para establecer contacto con la central; esta responde que un representante (Janelle Monáe) los irá a visitar. La historia tiene giros narrativos rebuscados pero necesarios para repensar aquello que nos hace humanos y que nos separa de las máquinas, además de ser una metáfora sobre el consumismo. Un aspecto muy hilarante, tipo Kubrick, es el detalle de la primera escena.
Human is es la versión televisiva del cuento con el mismo nombre, publicado en la revista Startling Stories en 1955. Vera (Essie Davis) sufre por un matrimonio escaso de amor de su marido Silas (Bryan Cranston), un militar que busca expandir el poderío militar humano. En una misión a un planeta, su batallón es diezmado y Silas es obligado a replegarse a la Tierra. A su regreso Silas es un hombre cariñoso y diferente, lo que pondrá a Vera en una posición difícil. La premisa de esta historia nos refiere a la violencia inherente en nuestra especie y lo extrapola a la capacidad de amar.
El siguiente episodio, más que ser una historia de ciencia ficción se siente como uno de esos extraños cultos que hay sobre Steve Buscemi, protagonista de esta historia. Crazy Diamond está basado en Sales Pitch, que salió en la revista Future Science Fiction en 1954. El autor no siempre estuvo tan convencido del cuento; de hecho era uno de los que menos le gustaba, y se refleja un poco en la versión para la serie. Ed Morris vive en la monotonía de su trabajo, hasta que una mujer le propone robar un objeto delicado al cual Morris tiene acceso; desde ahí todo adquiere un tono oscuro y peligroso. Es uno de los episodios más tediosos solo vale la pena por Buscemi.
Cuando en el futuro –distópico, por supuesto– los regímenes totalitarios tengan la capacidad de saber nuestros pensamientos, ideas y sueños, estos ya no nos pertenecerán. Por eso alguien ahí afuera está haciendo capuchas que repelen la habilidad de los telépatas como Honor (Holliday Grainger), asignada al agente Ross (Richard Madden) para hacer investigaciones que requieran indagar en la mente de los subversivos y peligrosos. The Hood Maker se adaptó de un cuento homónimo que se publicó en la revista Imagination en 1954. A este golpeateclas le llama la atención lo avanzado que fue el cuento para la época; la analogía de la seguridad telepática recuerda mucho la vulnerabilidad de nuestros actuales dispositivos móviles. Después de Snowden, uno nunca fue demasiado precavido o paranoico.
Otro de esos déja vú tecnológicos proviene del episodio Safe and Sound. En otro futuro distópico, o utópico –cuestión de enfoques– Irene (Maura Tierney) y Foster Lee (Annalisse Basso), madre e hija respectivamente, ingresan a una ciudad desmilitarizada del oeste del país, lejos de los poblados llenos de terroristas. Para Foster, la escuela será más compleja, pues no tiene un dex, una pulsera holográfica que sirve para interactuar con el entorno. La hija adolescente consigue una a escondidas de su madre y con ese dispositivo logra la aceptación social y tecnológica, aunque esto tiene un costo más allá de la mera interacción social. La historia es una versión del cuento Foster You’re Dead, publicado en 1955 en la revista Star Science Fiction Stories nº 3. Si bien el cuento retoma otros valores y problemáticas, esta adaptación se siente más como un resabio de la adicción a la tecnología y una crítica a los aparatos de control.
Del cuento The Father Thing proviene el episodio del mismo título. Un padre orgulloso (Gregg Kinnear) disfruta de las habilidades de su hijo Charlie (Jack Gore). Paralelamente una lluvia de asteroides ingresa a la atmósfera de la Tierra. Súbitamente tanto la mamá (Mirelle Enos) como el papá de Charlie cambian sus actitudes a tal grado que Charlie ya no les reconoce y esto lo hace sospechar. Algunos dicen que hay una invasión en camino, otros, como los padres de Charlie, solo cambian su forma de ser. Este episodio pareciera que más que competir con Black Mirror, quisiera hacerlo con Stranger Things, con resultados muy limitados.
Quizá el más fantástico de los episodios y uno de los más estilizados es Impossible Planet. Dos trabajadores de una compañía de turismo espacial reciben una inusual solicitud al término de su guardia. Una mujer sorda (Geraldine Chaplin), acompañada por un robot, les pide que la lleven al planeta Tierra; ante la extraña solicitud y llenos de dudas, los técnicos en turismo aceptan la encomienda y comienzan el viaje. Se aprecia la simpleza del conflicto y la forma en que se desarrolla la puesta en escena. Los fans del mítico episodio San Junipero seguro encontraran aquí un poquito de aquello que les fascinó.
The Commuter, basado en un cuento homónimo del autor, probablemente sea uno de los episodios más emotivos e intrigantes. Ed Jacobson (Timothy Spall) hace de todo en una estación de trenes. Esto cambia cuando una pasajera le pide un boleto a un poblado que no aparece en el mapa, lo que obsesiona a Ed. Cuando encuentra el poblado se dará cuenta que la realidad se modifica y se ve reflejada con su familia y cómo esta cambia cada vez que va al poblado. Uno de los estudiosos del autor consideró este cuento como “una exploración de los límites de la realidad”, lo cual aplica de manera similar al capítulo, además de que la actuación de Spall es tanto emotiva como natural. El texto fue editado en 1953 para la revista Amazing Stories y es uno de los cuentos con más reediciones del escritor.
En tiempos en donde otras naciones se quieren escindir y mantener dentro de sus muros Kill All Others mantiene un discurso deliberadamente ambiguo. La meganación MexUsCan, (sí, leyeron bien, le pudieron ponerle TLCAN y hubiera sonado similar) se encuentra en proceso de elección. Una noche, la única candidata (Vera Farmiga) a la contienda solicita que “maten a los otros” (kill all others), pero a nadie parece causarle problemas excepto a Philbert Noyce (Mel Rodriguez), esto aunado a muestras de violencia por parte de sus vecinos así como un hombre colgado de un anuncio que replica la frase de la candidata. El episodio está basado en el cuento The Hanging Stranger publicado en 1953. Destaca esta extraña condición soberana de nacionalismo mezclado de una nación que cuenta sus límites “desde Yucatán hasta el Yukon”. Una interesante crítica al oficialismo y su aparataje político (les hablo a ustedes, partido institucional en el poder).