Producción: ¡Huye!
Director: Jordan Peele
Año: 2017
Plataforma: Cartelera
En 5 líneas esta película:
Es de suspenso y comedia
Sabe construir su atmósfera
Es impredecible
Es efectiva en su narrativa
Puede confundir al espectador casual
Cuando se piensa en una ocasión tan particular como es conocer a la familia del novio o la novia, ¿qué tal malo puede llegar a ser? Posiblemente se piense en las caras duras de los padres, o en las preguntas incomodas del cuñado, o bien cualquier otro detalle incómodo que siempre surge de la nada. Estos límites de la ansiedad a través de la familia extendida son llevados al extremo en ¡Huye!
El planteamiento de la película, que por cierto es el debut de Jordan Peele, es realmente interesante: Una pareja joven: Chris y Rose (Daniel Kaluuya; Allison Williams); él un fotógrafo afroamericano con un doloroso pasado, ella una chica de la cual poco se sabe de su vida. Así llegamos a un fin de semana donde Chris pasará el fin de semana con la familia de su novia Rose.
La película se construye bastante bien desde el principio, el director tiene el acierto de darnos desde el principio unas primeras pinceladas de la mezcla entre suspenso y comedia ácida, la cual se hará más evidente a lo largo de la película, pues hay momentos donde el espectador podría esperar una música que acabe de llenar el cuadro de tensión, pero el momento se llega a romper a voluntad del director. Otro elemento a destacar es la fotografía, que juega en dos niveles, por un lado a construir una atmósfera oscura, y por otro se contrasta esta oscuridad a partir de grandes tomas exteriores con colores claros.
Una reflexión que se puede hacer a partir del propio argumento de la película es que uno de los problemas más graves por los cuales la sociedad norteamericana atraviesa es el conflicto interracial. En la historia vemos a los grupos dominantes someter a una raza que se consideran inferior, exponiendo el racismos y los conflictos que de este se derivan, a través de un tejido muy fino, donde el drama, la hiperviolencia, el humor y el suspenso se van matizando entre sí, de tal modo que ninguno de estos elementos sobrepasa u opaca al anterior. Este desbalanceado universo está perfectamente armado.
Aparte de mantener un balanceconstante durante toda la película, es inevitable observar las grandes referencias de las que Jordan Peele se valió para la construcción de su narrativa: de momentos se siente la oscuridad y encierro de un capítulo de Black Mirror, y como no, su antecesora The Twilight Zone, o porque no algunos guiños con el cine de Quentin Tarantino. Y como si Peele no considerara satisfecho a su espectador ofrece una cereza al pastel que no se puede dejar de disfrutar.