Producción: The Last Tycoon
Director: Billy Ray
Año: 2017
Plataforma:  Amazon

 

En 5 líneas esta serie:

Es un drama de época

Tiene subtonos de carácter social

Tiene un elenco excepcional

Destaca por su dirección de arte y producción

Por momentos puede sentirse lenta

 

  

A más de uno nos tomó completamente desprevenidos la aparición de quien podría ser el contrincante más digno de Netflix, la plataforma de streaming más popular del mundo. Amazon ha demostrado su habilidad para producir contenido audiovisual original, sin tratarse de su campo de especialidad y, para sorpresa de muchos, lo hace bastante bien. La prueba está en producciones tan relevantes como American Gods o The Man in the High Castle, dignas de ganarse un lugar especial en cualquier lista de esenciales.

The Last Tycoon es uno de los últimos proyectos de esta productora. Se trata de una adaptación televisiva de la obra homónima de uno de los escritores más relevantes de la literatura americana: F. Scott Fitzgerald. Y no es la primera ocasión en la que se lleva esta novela a la pantalla chica. Ya a finales de los años cincuenta se presentó como obra televisiva y, posteriormente, en 1976, Elia Kazan la trasladó a la pantalla grande, con un muy joven Robert De Niro en el rol principal. Y HBO anunció hace unos años sus intenciones de producir una adaptación, cancelando el proyecto repentinamente y cediendo los derechos a Sony Pictures, quienes produjeron este nuevo proyecto con Amazon Studios.

La historia relata el ascenso de un ejecutivo cinematográfico, Monroe Stahr (Matt Bomer), prodigio en una industria en su máximo esplendor, pero afectada por la crisis de La Gran Depresión de 1929. Monroe juega un papel antagónico al del presidente del estudio, Pat Brady (Kelsey Gramer). Lo define su incesante lucha de poder y su ego frágil. El lado más destacable de la producción reside en el glamur de la época dorada del cine norteamericano.

Sin embargo, algunos episodios pueden resultar pesados, a pesar de ser visualmente atractivos. No por su extensión de casi una hora, sino por una constante sensación de vacío. En su mayoría, la historia se siente plana, tibia. En realidad, podemos contar con los dedos de una sola mano los momentos en los que realmente entretiene; sin embargo, las actuaciones fungen como un contrapeso. El reparto es extraordinario. Desde Bomer hasta Lilly Collins, aprovechan por completo los personajes y logran hacerle justicia a aquellos concebidos por Fitzgerald.

La serie cumple con el propósito de mostrar la magia detrás de la pantalla, desde distintos ángulos, ya sea desde el rol del magnate, fundador de uno de los estudios más importantes de Los Ángeles, o desde papeles menores. Expone la feroz competencia dentro de la industria y la complejidad con la que se mueve el mundo, detrás de la pantalla. La debilidad de esta producción radica en la escasez de momentos sorpresa, lo cual hace un tanto difícil engancharse y comprometerse con la trama. Sin ser una de los mejores apuestas de Amazon, vale la pena darle una oportunidad.

 

 

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