Producción: Transformers, the Last Knight
Director: Michael Bay
Año: 2017
Plataforma: Cartelera

 

En 5 líneas esta película:

Es la película más reciente en la saga

Tiene un gran elenco de voces

Es más de lo mismo

Es la premisa más ridículo de la serie

Es una clásica Michael Bay

 

 

 

¿Se acuerdan en qué acabó la última de Transformers? Bueno, si no la vieron, no les afectará un pequeñ0 spoilercito: Optimus Prime no se encuentra ya en el planeta tierra, desapareció después de derrotar, una vez más, a sus enemigos. Pero en su viaje se encuentra con su planeta: Thundera, digo, Cybertron… En los restos de Cybertron, habita Quintessa (Gemma Chan) una suerte de hechicera espacial y, aparentemente, creadora de la estirpe de los Prime, la cual hechiza a Optimus y le ordena reconstruir Cybertron. Pero, para realizar semejante tarea, debe conseguir un báculo que, oh sorpresa, está en la Tierra. El objeto en cuestión no es ni más ni menos que el callado de Merlín, conferido a él por la estirpe de los doce caballeros autobots (capaces de convertirse en un dragón), detalle que le dio el triunfo en el pasado al Rey Arturo.

Ya que la Tierra ha sufrido tantos embates de los Transformers y los conflictos entre esta especie han puesto a la humanidad en medio del fuego cruzado en ocasiones anteriores, se crea un grupo especial, cuyo objetivo es combatir Transformers. El equipo es comandado por el coronel William Lennox (Josh Duhamel). Por otro lado, Cade Yaeger (Mark Wahlberg) continúa su cruzada para salvar autobots que caen del cielo, lo cual lo pone en conflicto directo con Lennox. También destaca que aparezca una niña mexicana que arregla Transformers (Isabela Monner) y la película ofrece, además, un comic relief  afroamericano (Jerrod Carmichael), considerando que a T.J. Miller lo mataron en la previa entrega.

Este es el verano del Rey Arturo. En otros tiempos, estaríamos más agradecidos de escuchar relatos arturianos, pero los actuales resultan confusos (Rey Arturo, mitos fundacionales…) o muy… chantas, vamos, ¡chapucería, pues! A todo el embuste arturiano, tenemos que agregar ahora el de Michael Bay: versión de cine a tres cámaras, con mucho CGI, planos efectistas, product placement, fotografía estética, pero funcional, estereotipos de personajes hollywoodenses, una mezcla y edición de sonido ganadora de un Óscar.

Pero, vale, no todo son fantochadas. El reparto –de voces– es decente: Steve Buscemi, John Goodman, Ken Watanabe, Jim Carter, Omar Sy y Peter Cullen en la voz de Optimus. También destaca Anthony Hopkins, quien es un maestro de la interpretación: papel que le den lo hace al detalle y corre, bromea y hasta improvisa.

El punto central de mi crítica es que se la pueden perder y nada va a cambiar en sus vidas. Pero vale la pena verla, solo por darle continuidad a la historia y para anticiparse a otra, posible, futura entrega. Para concluir esta reseña, cabe una anécdota: cuando hacía lucha libre (si, hice lucha libre hace quince años) había un luchador que se llamaba Lobo, y para fines explicativos así lo dejaremos. Lobo era (no ha muerto, solo no ejerce el pancracio) un gran luchador, pero, ante todo y tras bambalinas, profesaba un amor exacerbado e increíble por los Transformers, presumiendo cada vez que podía la pieza más reciente de su colección. Mientras veía la película, no podía quitarme de la cabeza la imagen de su probable alegría, al ver a sus  héroes de infancia rifarse semejantes tiros. Yo, por mi parte, puedo relacionarme con ese sentimiento, pues, al fin y al cabo, eran los personajes que veía cuando era niño. Quizá, y para comprender más la historia y disfrutarla, hay que hacer ese ejercicio: remontarse a ese momento de goce y dejarse llevar.

 

 

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